OPINIóN
Actualizado 13/07/2015
Jesús Garrote

Casualmente el otro día después de llevar a mi hija pequeña al campamento llegué a casa y me topé mientras desayunaba con la película de Gandhi. Recordaba cuando la vi en el cine hace muchos años, en el Liceo, en un palco turnándome una silla de madera con un amigo, en aquel entonces la recuerdo un poco pesada. Sin embargo en esta ocasión me emocionó, y  removió mi inactividad y desencanto político.

Ese hombre aparentemente poco brillante en el colegio y que tuvo que ir a Inglaterra a buscar un sitio fácil para ser abogado, marcó un hito a la hora de desarrollar un método para el cambio social y la disminución de la injusticia. Fue un valiente y un revolucionario pacífico que movió masas e hizo feliz a mucha gente desde la sencillez. Es al primer pensador que le he oído hablar fatal de los médicos, por abusar del miedo de las personas a la enfermedad y por no creer en el poder natural del cuerpo para la recuperación del equilibrio. Él decía que tomar medicinas era como tapar la mierda para que fermente, lo decía hasta de los métodos ayurvédicos.

Su forma de actuar, de denunciar y de no ser cómplice, incluso haciéndose su propia ropa, dista mucho de las pastillas ideológicas y las mezclas políticas a las que estamos asistiendo. Esto dista mucho de una regeneración política y social.

Siguen las luchas de poder en todas las instituciones y nadie se mira por dentro. Es tremendo como se arrojan pobreza y desgracias ajenas, como hablan en posesión de la verdad.

Sólo nos queda convivir y aprender de los pobres, sólo nos queda experimentar algo de lo suyo, sólo queda dedicar tiempo y esfuerzo con los más injustamente tratados.

Nunca aceptaré que la verdad está en el sufrimiento, pero tampoco y mucho menos en la causa del mismo.  

Decir que la solución está dentro de uno mismo no es ninguna frivolidad, él decidió vivir como la mayoría de los contemporáneos indios, hizo gala de austeridad y llegó a importar tanto a la gente que paraba revueltas para que él no muriera de hambre.

Actualmente que nadie parece importarnos y mucho menos los Rajoy, Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y demás, este pequeño hombrecito paraba incluso fundamentalistas del tipo frente islámico.

Lo mató un hindú cuando una vez independizados del imperio británico salía de otra huelga de hambre para parar la barbarie con los musulmanes, iba camino a Pakistán.

Cuando un insurgente hindú lloraba por matar a un niño musulmán después de que hubieran matado al suyo, le dijo que para salir del infierno  adoptara a un niño musulmán huérfano y lo criara como musulmán.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Pactos políticos