OPINIóN
Actualizado 13/07/2015
Rubén Martín Vaquero

Cuentan los ancianos...

Cuentan los ancianos sentados en los escaños junto al fuego de la chimenea, que el mismísimo Dios fundó el pueblo de Valero. Resulta que cuando vino a crear el Mundo a estos lugares se fatigó, probablemente por la fragosidad de su espesura, y sentado sobre San Miguel, delante del hoyo en el que se encaja el arroyo Quilama, exclamó: ¡Valeros como podáis!.

La leyenda atribuye la fundación de Monleón a un pastor de la zona que encontró una cabra de oro. En vez de apropiársela, como hubiera sido lo razonable, dio cuenta al Rey de su hallazgo y puso a disposición del monarca el tesoro encontrado. Su majestad se quedó con la cabra metálica, más que nada porque el pastor no hubiera sabido que hacer con tanto oro, pero satisfecho de la honradez y fidelidad del pastor, mandó levantar la muralla y el castillo de Monleón encomendándole la defensa de la localidad.

"Con los cuernos de la cabra,

Cercarás a Monleón,

 Por haber sido leal

 Y no haber sido traidor."

Afirman los mayores que en un principio el pueblo de Casafranca estuvo situado en lo alto del monte de Santillán, toda vez que por allí pasaban gran número de viajeros y peregrinos porque el lugar se encuentra en la Vía de la Plata. Sin embargo, debido a su altitud, el enclave era muy incómodo. Entonces los vecinos decidieron construir en la parte baja del monte una casa con las puertas abiertas para que se resguardasen todos el que tuviesen necesidad de ello (una casa franca). El éxito de la idea fue tal, que hasta los propios vecinos se dieron cuenta de las bondades de vivir en el valle, abandonaron el pueblo primitivo y se trasladaron al actual.

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