OPINIóN
Actualizado 09/07/2015
Víctor Hernández

Para cerrar esta trilogía de artículos dedicados al Barroco, abordamos hoy las formas vocales religiosas de este periodo. En él nos encontramos con el oratorio y la pasión como formas más conocidas.

El oratorio es una forma vocal religiosa no litúrgica que trata sobre un tema basado en el Antiguo o Nuevo Testamento, sin representación escénica, pero que lleva implícito el deseo de representar ese texto mediante la música. La Iglesia mostró gran interés por este nuevo estilo. Tiene las mismas partes que una ópera y su origen está en los dramas y misterios medievales.

Los primeros oratorios que se representaron fueron en San Felipe Neri (Roma), y años más tarde se expandieron por Florencia, Venecia y Alemania.

La pasión es un tipo de oratorio sobre la pasión y muerte de Cristo. Estas obras se solían representar en los oficios de Semana Santa. Los textos están sacados del Nuevo Testamento con interpolaciones poéticas de algunos libretistas.

Un ejemplo de pasión es "La pasión según san Mateo" de J.S. Bach.

La Misa continúa componiéndose, es más, los compositores están obligados a crear la música de cada acto litúrgico. Esto, junto al resto de los encargos musicales, hace que los compositores tengan una gran carga de trabajo y se vean obligados a reutilizar textos y fragmentos de composiciones con pequeñas modificaciones.

La cantata religiosa, que como ya vimos, tiene un origen profano, está compuesta por un texto religioso de carácter lírico con acompañamiento orquestal. Están interpretadas por uno o más solistas, puede tener coro o prescindir de él, o solamente tener un coro sin acompañamiento instrumental. Se componían por ciclos anuales y se representaban en la misa protestante.

Tras la muerte de J.S. Bach, la música fue sufriendo modificaciones, dando paso a un nuevo periodo, muy rico en cuanto a las formas musicales, que será el Clasicismo. 

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