Buen instante para encaminarse a los más sobresalientes motivos florales de nuestras campiñas. Están en su apogeo anual las zanahorias silvestres, las angélicas y las cicutas de manantial: tres especies de alto porte y de enormes inflorescencias blancas que se abren como paraguas. Además, son probablemente el lugar de principal atracción para varias decenas de insectos.
Escarabajos, corno los aceiteros o cantáridos, dípteros, himenópteros y tantos otros se alimentan de y se encuentran sobre estas flores para amarse. El trigo está ahora maduro y hasta cosechado en la mitad sur de la Península. Mentas y poleos aromatizan nuestras pisadas con sólo rozar sus flores. Algo que conviene evitar, si se trata de los cardos, como las centaureas, el cardador, o el cabeza de pollo que están igualmente florecidos.
Quienes menos a gusto se encuentran con el imperio de la luz y el calor son los mamíferos. Porque no sólo son mayoritariamente nocturnos y ahora su horario queda reducido a su mínima expresión, sino por no amar en absoluto las altas temperaturas. Pueden andar aún con su retáhila de carnadas varias especies de pequeños roedores. Las especies de grandes herbívoros no tienen más ocupación que la de seguir protegiendo y adiestrando a sus pequeños, ya de mediano tamaño, pero todavía fácil blanco de las apetencias de los carnívoros que aprovecharán la inexperiencia de los recentales para adiestrar en el difícil oficio de la caza a los respectivos cachorros.
A lo largo de las últimas dos semanas han nacido las perdices rojas, que de inmediato se han convertido en bando peripatético. Ya están culminando las crianzas los pájaros migrantes, sobre todo aquellos que llegaron a partir de mediados de abril. Y todavía muchos residentes, especialmente paridos, mirlos, fringílidos y gorriones, se atreven con la tercera crianza anual, a veces secundados por golondrinas y aviones
Mientras los oseznos alcanzan sus primeros veinte kilogramos de peso, sus progenitores comienzan su periodo de celo. Estos pocos osos que nos quedan tienen serias dificultades para su encuentro. El ciervo ha completado el desarrollo de su cuerna y está desprendiéndose de la piel que alimentó el crecimiento de su corona de cal y fósforo.
Son por fin aéreos todos los jóvenes de águila real, cuando todavía los pollos de buitre leonado, ya completamente crecidos y emplumados, permanecen en el nido.