OPINIóN
Actualizado 07/07/2015
Isaura Díaz Figueiredo

Caminaba despacio por las inmediaciones del Palacio de La Salina, la majestuosidad del edificio me hizo detener, observo los arcos, la fachada plateresca, el patio, medallones con personajes atormentados
Piedras  centenarias, sombrío cuadro de tristeza que embriaga, ofreciendo a las almas dosis desmesuradas,  delirantes, que le acercan a lo divino.

¿Es Doña Juana Pimentel desgranando su vida?


He tenido un gran amor, nadie, muy pocos han disfrutado  como yo, del cariño y ternura de un hombre -mi amado Don Alonso de Fonseca- Gran Patriarca de Alejandría y Arzobispo de Santiago de Compostela.
 Los tiempos en Salamanca son tormentosos, discurre el siglo XV; llego a esta ciudad - descocida- muy diferente a mí Galicia,  la melancolía me invade, ha de retornar o resolver la distancia  con lo extraño, "Bem que se padece e mal de que se agosta" (Manuel Melo 1660)

Bien que se padece y mal que se disfruta.(traducción)

Los habitantes,  se debaten, divididos en dos bandos, intrigas, luchas, asesinatos, siembran de sangre las calles y plazas. Seguramente para mitigar tanto mal,  la Corte se traslada a Salamanca.
Alonso, tenía mucho poder e influencia, viaja a Salamanca, a la celebración de un Concilio Diocesano, le acompaño. Pide a las familias nobles que nos hospeden.
¡Aquel coche! ¡ como lo recuerdo!  hermoso, tapizado en sedas rosas, viajo  entre miedos e ilusión, cogida fuertemente al brazo de Alonso, pero la sorpresa no iba a ser grata, mí llegada a tierras castellanas, es mal vista por una sociedad conservadora, una sociedad con doble moral, consideran nuestro amor irreverente, y una provocación al acto de la corona. Estoy en boca de todos -Alonso y Juana-
Me niegan el saludo en la calle, sus casonas y palacios cierran las puertas ante mi presencia, sola, humillada, llena de saudade por mi tierra... muero cada día, en un lago de piedras, me apago en la aridez, que comienza a hacer sórdido estrago en mi vida.

 D. Alonso, viendo como moría  de soledad  y desprecio, monta en cólera:

¡Nunca Juana, volverán a negarte la entrada!, porque serás tú quien la dé, será a ti a quien pidan ser invitados, tú, amada mía, serás dueña y señora de abrir o cerrar puertas, construiré el más hermoso palacio, envidia, que junto a tu belleza, endiablará a estas gentes, de corazón enrocado en la falsedad e hipocresía.
 Salamanca se pondrá a tus pies y cuando un día dejemos este mundo, nadie podrá olvidar cuanto amor nos dimos, sin avergonzarnos ni ante los hombre, ni ante Dios.

El palacio tiene una bella galería por donde aseguran, aun pasea en noches cálidas el alma de Dª Juana, esperando la llegada de su amado.

Hasta aquí la hermosa leyenda que envuelve el palacio.

La historia cuenta, que debe su nombre, a ser depósito del estanco de la sal. Actualmente, es Sede de la Diputación, ubicada en la Calle S. Pablo, siendo adquirida por 65000 pesetas. Este bello palacio fue encargo de Dº Rodrigo de Messia Carrillo y Ponce de León, casado con Dª Mayor de Fonseca, sobrina de Alonso de Fonseca, patriarca de Alejandría. Corría el año 1546, lo que las piedras, el viento o el espíritu de Dª Juana me contó, sucedió con el tercer arzobispo Fonseca. Dº Alonso Fonseca y Acevedo, y a él se relaciona la construcción.
Las figuras del patio también tienen su leyenda, aseguran que Dª Alonso mandó decorar estas paredes, con los rostros de los nobles salmantinos, representando su doble moral, vicios, defectos.
El palacio está compuesto por tres pisos.
El primero tiene grandes arcos de medio punto dando lugar a un ático que accede al patio.
En el segundo piso, tres balcones, antes fueron ventanas decorados al estilo renacentista.
El tercer piso, lo componen ocho ventanales de arco de medio punto.
La fachada principal está formada por cuatro arcadas, entre estos arcos podemos ver unos medallones con bustos ¿de quienes? vuelve la leyenda, que si es Dª Juana que no temiendo a las criticas, quiso que la esculpieran enseñando su bello seno, la historia dice que es Cleopatra.
El patio es sencillo, con zaguán sostenido por dieciséis mensuras, decorado con figuras humanas,  unas tristes, torturadas, otras en  posiciones grotescas.
Hasta aquí historia y leyenda hermanadas.
 El palacio ha sufrido numerosas reformas a lo largo de los años

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