OPINIóN
Actualizado 06/07/2015
Jesús Garrote

Ayer celebrábamos a lo grande el cuarenta cumpleaños de uno de mis niños scout. Es curioso los lazos que han quedado y las amistades, diría más, hasta estilos de vida diferentes pero con un denominador común de sonreír ante las dificultades y estar siempre listos para quien te pueda necesitar.

Yo tenía dieciséis años cuando fui por primera vez como monitor de una acampada y me tocó llevar acuestas al cumpleañero al pueblo más próximo con bastante fiebre, menos mal que era bastante pequeño.

Me acuerdo de las acampadas libres y de las marchas perdidos, no había marcha en la que yo fuera el organizador y no nos perdiéramos. Hicimos algunas locuras pero quedó un espíritu de aventura y un querer dejar el mundo un poco mejor de lo que lo hemos encontrado.

El escultismo de Baden Powell nos enseñaba a organizarnos en patrullas o manadas, teníamos un gran sentido de equipo, en el que cada uno tenía un roll desde pequeño, se daba responsabilidad y todos éramos importantes. Nosotros estábamos en el grupo scout Calasanz y dentro de MSC, movimiento scout católico, teníamos las tres opciones de país, educación y Fé.

Lobatos con el libro de la selva y Mowgli como guía, con Baguira, Aquela o Baloo como amigos. Los Rangers ya mayorcitos y con más responsabilidad, ya le dábamos a las tirolinas y a las marchas un poco exageradas, ya empezaba la adolescencia y relaciones de pareja que algunas han llegado hasta felices familias.

Quizá la mayor huella la dejamos en los pioneros, eso de querer ser "salvadores del mundo pisando la nieve blanca" era la letra de una canción que inventamos y era toda una declaración de intenciones, sin personalizar seguro que a muchos ahora le suena hortera. Pero era una proclama de querer cambiar el mundo cada uno desde su ámbito, una libertad de soñar y una música revolucionaria sin partitura ni grandes voces.

Mis hijas no se han apuntado a ningún grupo scout, pero son exploradoras, conocen mi pañoleta azul, verde y blanca, les he hablado de mi tótem y soportaron mientras no podían huir de la cuna las canciones de Mowgli rana, y otras varias para dormirse de aburrimiento.

Sinceramente la pedagogía y la dinámica del escultismo para mí ha sido trascendente a la hora de dedicar mi vida a los jóvenes y niños de la exclusión social, he tenido que aprender muchas cosas y las que me quedan, pero la defensa de  Mafeking en Sudáfrica tiene mucho que ver con la  de la Casa Escuela  Santiago Uno y con mi constelación de amigos, muchas estrellas salieron del grupo scout Calasanz.

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