OPINIóN
Actualizado 05/07/2015
Asunción Escribano

"Benditos los que viven/ como cuando nacieron/ y pasan la mañana oyendo el olmo/ que creció junto al río/ sin que nadie lo plantara./ Benditos los ignotos,/ los que tienen/ todavía/ intimidad", de 'Benditos los ignotos', uno de los poemas de este libro, X

"Pongo mi corazón en el futuro". No hay mejor definición de confianza. O quizá sirva esta otra: "Cuando el mundo entero/ o mi mundo se hunden/ tantas veces, entonces/ algo relacionado con los pájaros/ y los lirios me salva". Escalofrío. Es lo que me producen estos fragmentos del poema que da título a la obra.

La indeterminación de ese "algo relacionado con los pájaros y lirios" me parece una obra maestra de la alusión. Una magnífica forma acariciante y delicada de nombrar uno de los pasajes más hermosos del Evangelio: el decir esperanzado de Mateo que apunta a vivir ligero de equipaje, entregado sin más a la existencia.

Confiado es el acertadísimo XXXVI Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla, pero más allá de eso, es un libro profundamente bello, con la belleza que encierra en sí lo que es también bueno y verdadero. Trascendental, como lo llamarían los clásicos.

En él se cruza todo y también en él los tiempos se amarran, por ello el autor titula uno de sus poemas "Leo a Tomás de Aquino en el smartphone". Todo es a la vez, antiguo y moderno, y todo se da la mano entre sus páginas: el cuerpo con su contundencia en plenitud y el alma en su sosegada certidumbre, el culturalismo y el silencio, la acción más desmedida y el lento contemplar del universo, pintadas sobre muros y grabados testigo de pisadas ancianas.

El poemario contiene piezas de auténtica orfebrería verbal, talladas con una palabra al servicio de la más profunda sensibilidad. Por ejemplo, ese "Benditos los ignotos", un cántico al desprendimiento y la simplicidad, en cuyo final puede leerse: "Benditos los que viven/ como cuando nacieron/ y pasan la mañana oyendo el olmo/ que creció junto al río/ sin que nadie lo plantara./ Benditos los ignotos,/ los que tienen/ todavía/ intimidad". Sin duda un poema en el que el lenguaje se lanza hacia el futuro, función esta cardinal de la poesía, en palabras del autor en el prólogo: "el poeta puede dejar que el logos vislumbre serenamente lo que nos espera".

Vuelvo al poema nudo, citado en el inicio, y a su luz caldeo y alumbro mi vida. Mi jardín se viste de lirios silvestres y de pájaros no buscados cada primavera. La poesía de Juan Antonio González Iglesias los nombra en toda la totalidad de su esplendor. Yo también vivo entre ellos confiada.

   Asunción Escribano

Fotografías: Circulodepoesia.com

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