OPINIóN
Actualizado 03/07/2015
Luis Frayle Delgado

 No sé quién fue el primero que habló de las "redes sociales". Pero quizá no pensó (o quizá sí) que íbamos a quedar atrapados en ellas como una mosca en una tela de araña, o un pájaro libre y cantarín que un día se encontró con la red de un cazador con licencia, o furtivo. La verdad es que las redes comenzaron como un medio de comunicación, como la red del ferrocarril o del correo postal, para que nos comunicáramos "virtualmente" y al final hemos quedado atrapados en su complejo e invisible tejido. Dice la señora Billmeir decana de Educación de la Universidad de Columbia: "Dejé Twitter y Facebook y mi vida es más tranquila". Es que en "tuiter"  o en "feisbuk" (todo llegará, como el "güisqui") te pueden publicar algo que tu no has hecho ni has dicho; o en "Google" te puedes encontrar un poema tuyo que dicen que es una declaración de amor a una persona concreta, que tu no has publicado. O improperios a alguna persona que no te cae bien, y que tu no has dicho, o que si has dicho. Y todo eso que ahí aparece ahí queda para toda la eternidad. Aunque lo elimines ahí queda "eliminado" o si lo mandas a la papelera, queda en la papelera. Virtualmente, volando por las ondas o las energías del universo virtual. Y te pueden llevar a los tribunales por espía, o porque has puesto en la red una frase xenófoba o insultante o de desprecio para las víctimas del terrorismo, sobre todo si llegas a ser concejal de algún ayuntamiento. Es que con frecuencia las "redes sociales son "redes antisociales".

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