OPINIóN
Actualizado 03/07/2015
Juanjo Mena

Varios medios de comunicación se han hecho eco recientemente de los planes de la Junta de Castilla y León de redactar un plan de formación de posgrado en el que los maestros recién titulados pasen una prueba similar al MIR de medicina para permitir una incorporación gradual al cuerpo de maestros y así garantizar unos mínimos de conocimientos docentes que permitan aumentar la calidad de la profesión.

Según la consejería de Educación no se trata de hacer las cosas difíciles a los recién graduados sino el mantener el nivel de excelencia de la educación en Castilla y León. La comunidad autónoma necesita contar con profesionales muy buenos y que tengan conocimientos amplios de pedagogía,  de idiomas o de uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Desde luego que como ciudadanos nadie se podría oponer a una iniciativa en pro de la mejora de la calidad docente. No obstante, también me gustaría parar a pensar por un momento  si es posible apostar por profesionales cada vez más preparados,  exigir más conocimientos y habilidades docentes, pedir más tiempo y dedicación personal para alcanzar esos estándares sin hablar de las compensaciones a ese sobreesfuerzo. Creo que es lícito tener en cuenta ambos polos  si se quiere una mejora genuina y a largo plazo del sistema educativo. En cualquier caso, creemos que se trata de un buen inicio para profesionalizar aún más la función docente.

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