OPINIóN
Actualizado 29/06/2015
Luis de Horna

Odd Nerdrum, el genio de la pintura noruega, nacido en 1944, ha sido marcado desde sus primeros pasos en el mundo del arte con el estigma de la rebeldía.

Quizá el rechazo que sintió profundamente en su infancia y juventud le condujo a centrarse en un aislamiento propiciador de caminos personales y diferentes. Él mismo describe sus primeros años: "Fui un niño solitario. No tenía con quién compartir mis pensamientos. No era aceptado ni siquiera entre los perdedores. Era un mendigo en el mundo de los otros." Ya con 49 años pudo conocer a su padre auténtico y, aunque el que había asumido el rol de padre verdadero lo hizo lo mejor que pudo, no dejó marcar en Odd una extraña sensación de inautenticidad.

Su aspiración por ser admitido a los 18 años en la Academia Nacional de Bellas Artes de Oslo le llevó a pintar con entusiasmo los cuadros exigidos. Entregó tres pinturas, dos de las cuales mostraban un acabado perfecto, mientras que la tercera, por no haber contado con tiempo suficiente, no pasó de ser un esbozo con un tratamiento de trazos y color muy iniciales. Fue sin embargo, esta tercera obra la que el comité consideró con la suficiente entidad para aprobar su ingreso. Pasado el primer desconcierto, Odd se afianza en la idea de que si lo habitual en la enseñanza del arte se ceñía a un respeto reverencial por las tendencias últimas, el innovar por innovar no era lo suyo. Su convicción anti-modernista le lleva a denostar ?incluso etiquetar como reaccionario- el arte moderno acogido a las vanguardias.

"Autorretrato"

Cierto sentido de desamparo y soledad al no comulgar con estas tendencias y en contra de la vigente veneración hacia ellas de críticos y galeristas, le llevó a acogerse a maestros de otros tiempos que le guiaran en su solitario caminar. Fueron el realismo y el magistral tratamiento de luces y de sombras en los claroscuros de Caravaggio, así como  la profundidad en la representación del alma humana de Rembrandt, los que le llevan a buscar y encontrar una temática épica teñida en ocasiones de un surrealismo muy personal y muy influido por las mitologías nórdicas. La oligarquía artística de su país no podía tolerar tamaña provocación. Es curioso cómo ?ya sea en arte o en política- los que proclaman la primacía de la libertad sobre todas las cosas, persiguen a muerte a todos aquellos que, en aras de su libertad personal, contrarían los preceptos de lo artísticamente o políticamente correcto. Vienen a decir: "estás en tu derecho a pensar como quieras, pero como no pienses como yo, ya te puedes preparar". De este modo, Nerdrum se convierte en un artista en el que no hay valoraciones intermedias; o se le venera o se le detesta.

Su mundo personal, a veces onírico y generalmente inquietante, aportan a la descripción del ser humano y sus relaciones un sello absolutamente diferenciador del resto de los creadores coetáneos. "Los personajes que pinto están cada vez menos sujetos a nuestra idea de seguridad. Habitan un mundo mucho más amplio que el nuestro. Todo cuanto los rodea carece de nombre. Viven en un mundo formado por todo aquello que en el nuestro parece haber sido mitigado. Buscan respuestas diferentes."  Personajes desterrados en su propio hábitat, absortos en carencias y soledades. Aislados. Incomunicados. Metáfora de la sociedad en la que vivimos. Pero, a pesar de todo, con la mirada fija en el reflejo de la luna en el agua del pozo, o el bello brillar de Venus al atardecer. Con interrogantes que desean obtener respuestas de seguridad y que sacien las ansias de eternidad que hoy, como en todos los tiempos, han caracterizado al hombre.

"Violación"

 

 

 

 

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