OPINIóN
Actualizado 27/06/2015
Rubén Sánchez Parazuelo

               

Europa nació de Grecia. Etimológicamente el nombre mitológico de Europa, una princesa fenicia, fue el origen de nuestro continente. Alfabeto, principios comerciales y Mediterráneo son las características del pueblo fenicio. Pueblo que no dejó muchas huellas físicas, pero sí en el ADN de nuestra forma de ser. Por todo ello podemos afirmar que, Grecia, es uno de los nuestros.

Desde el año 2001, en el que fui elegido como uno de las 1000 jóvenes que elaboramos el libro Blanco para la Juventud europea, he venido escuchando de los personajes europeístas más ilustres estas afirmaciones: "la Europa de las 2 velocidades" y "hay que elegir ser cabeza de ratón o cola de León". Demasiado joven para entenderlo, suficientemente ilusionado para querer construir Europa. Voy entendiendo cosas (miedo me da a cambio de perder juventud), pero sobretodo, sigo siendo un europeísta convencido e ilusionado con el futuro que nos espera con todos los nuestros.

El futuro de España pasa por el futuro de Grecia. Tanto es así que los brokers más avezados manejan la información sobre el pacto de Grecia con el cerebro europeo Francia-Alemania que nos hacen temblar como un castillo de naipes. La bolsa española ha movido las posiciones al alza y a la baja más alta y el movimiento más alto de capitales en estos 10 dias de tiras y aflojas que en todo el primer semestre del año. Y de esto es bien sabedor Luis de Guindos, bien le vale la posibilidad de ser presidente del Eurogrupo y, a Rajoy, de la posibilidad definitiva de estar lejos de la crisis y presentar unas buenas cuentas económicas al electorado. Y eso es lo que no quieren permitir los que quieren al títere holandés al frente del Eurogrupo. Otro dócil lacayo que se vio oveja frente al lobo Varoufakis. Grecia no nos la está jugando, Grecia es nuestro salvoconducto a la recuperación económica. Estar al lado de Grecia no es estar al lado de Podemos-Syriza ni radicalizar la política europea, es mantenernos unidos las cabezas de ratón.

Los actuales pactos de Grecia con Rusia y con China no son pura foto, son un retrato de la Europa de Francia y Alemania que no creen que Grecia, Portugal, España, Irlanda e Italia sean uno de los nuestros. Se enfrentan a una injerencia real de los que actualmente tienen el dinero en efectivo para comprar lo que deseen. España no es diferente a Grecia. La eterna guerra de cifras no permite conocer la verdad a cerca de cuanta deuda española está en manos de China y Rusia, pero es fácil suponer que, siendo los 2 países con mayor liquidez para compras y lo baratos que estamos, junto con el potencial de crecimiento que tenemos, seamos foco de sus inversiones. Grecia sólo quiere eso, decirle a Merkel y a Hollande que van a venderse si la propia Europa no les compra.

Todo esto es un ejercicio de síntesis ímprobo, pero visionario para nuestro país. ¿Qué podemos hacer los mortales de Salamanca, Castilla y León o España frente a esto? Mucho. Queremos crecer, estar como estábamos hace unos años y las políticas económicas que sigue Alemania, especialmente, son erróneas. Apoyar cualquier fuerza opositora a esta política de austeridad no es una cuestión ideológica, es cuestión de mantener a lobos o a corderos. Los españoles estamos siendo, hasta el momento, un buen rebaño de corderos. Estamos atocinados que dirían muchos sabios del campo charro. No seré yo quien diga que hay que pasarse a la izquierda más populista, ahí está Venezuela para demostrar que la rabia sin cabeza lleva al abismo o, más de slogan: "La potencia sin control, no sirve de nada". Pero tampoco seré yo quien diga que hay que seguir apoyando derechas conservadoras que tienen todo el recorrido agotado y están ya siendo un peso muerto en el crecimiento de España. Hace falta que la derecha más liberal tome las riendas y saque la cabeza para contrarrestar el peligroso populismo y la izquierda seguidista de éstos.

Aún estamos en un sueño si pretendemos encontrar en Salamanca algo de derecha liberal en el PP Salmantino, pero con que no estorben para que el PP nacional se regenere e impulse a un líder liberal, casi que sería bastante. Han quedado ya las suficientes pruebas para demostrar que el PP nacional y el autonómico no tienen ninguna consideración por el PP de Salamanca, pobre en gestos y más pobre aún en capacidades. Como con Grecia, en Salamanca hay muchos que son "uno de los nuestros", pero hay que integrarlos y contar con ellos para que no sintamos que en sus ganas de vivir busquen aire fresco en otras estancias. 

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