LOCAL
Actualizado 26/06/2015
Redacción

La organización, que ha realizado dos envíos de ayuda humanitaria al país, tiene desplegada en la localidad de Kalikasthan una Unidad de Respuesta a Emergencias de Saneamiento Masivo

El salmantino Ángel García y la abulense Sara Escudero son dos de los delegados de Cruz Roja que han partido esta semana hacia Kalikasthan. Los nepaleses conviven habitualmente con las consecuencias de la llegada de las temporadas de los monzones, dos veces al año, un fenómeno que genera vientos que desencadenan lluvias torrenciales y fuertes inundaciones. Por estos motivos, a lo largo de los años se han visto obligados a desarrollar su capacidad de adaptación a los cambios estacionales que el monzón trae a sus vidas.

Sin embargo, el impacto del terremoto del pasado 25 de abril, de 7,8 grados, y de un segundo seísmo de 7,3 grados dos semanas después, han añadido mayor complejidad a todos estos retos y ha limitado las capacidades de las comunidades y las familias para hacerles frente, especialmente para sectores con alta vulnerabilidad previa.

Además de los esfuerzos llevados a cabo por Cruz Roja para asistir a los damnificados por los terremotos (que incluyen asistencia sanitaria, refugio, dotación de agua o higiene), los esfuerzos en esta fase de la respuesta incluyen acciones como el almacenamiento de alimentos dirigido a prevenir los efectos adversos que la temporada monzónica pueda tener sobre la población. Se estima que el monzón tendrá una duración de un promedio de 105 días, con mayores precipitaciones en las regiones del centro y este del país, las más dañadas por los terremotos.

Necesidades de la población, dos meses después

La llegada de los monzones no viene sino a agravar aún más las carencias de la población, cuando se cumplen dos meses del terremoto del 25 de abril. Sus necesidades más acuciantes están vinculadas al suministro de agua (se estima que en torno a un 1 millón de personas carece de acceso a instalaciones); el saneamiento (se han perdido más de 180.000 letrinas familiares); o alojamiento (casi 100.000 personas temporalmente desplazadas necesitarán alojamiento en 12 de los 14 distritos más afectados).

Otras necesidades están vinculadas con las escuelas (hay 7.800 escuelas y más de 32.000 aulas destruidas o gravemente dañadas); la seguridad alimentaria (hay 236.000 agricultores afectados en 6 distritos) o la salud (seguimiento de heridas de trauma, restauración de los servicios de cuidados primarios interrumpidos y preparación para la temporada monzónica).

La intervención en materia de saneamiento también es clave a la hora de evitar infecciones y brotes epidémicos. Por estos motivos, Cruz Roja Española ha desplegado su Unidad de Respuesta a Emergencias (ERU, en sus siglas en inglés) de Saneamiento Masivo en el distrito de Rasuwa, uno de los más afectados por los terremotos. "El objetivo de la ERU es establecer los medios sanitarios adecuados para la gestión de residuos de una población de hasta 20.000 personas, además de trabajar en acciones de sensibilización y promoción de higiene", según indica Ángel García, Delegado Internacional de Cruz Roja. Por otra parte, el equipo de Cruz Roja Española en Nepal está colaborando también en la rehabilitación de un hospital para niños y niñas con discapacidad en Kalika, en cuyo terreno se ha establecido el campo base de la Unidad de Saneamiento Masivo.

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