Hace unos días saltaba una noticia sobre Vargas Llosa, referida a la separación de su mujer y a un posible nuevo romance amoroso con una mujer anuncio, ya me entiende el lector.
Desconozco los detalles e incluso si la noticia era veraz o no. Pero esta noticia o rumor me sirve para dedicar la página de hoy al amor en la vejez. Y digo vejez, porque la expresión "tercera edad" es ridícula (¿por qué no cuarta o quinta?) y el término "mayores" otra forma de negar lo evidente, el hecho de la vejez, porque también son mayores los niños de tres años, en relación a los de dos.
La vejez es un periodo de la vida, el último, que puede ser largo o corto, según la rueda de la fortuna y la vida que hayamos llevado, que todo influye. En este periodo, los afectos sexuales pueden estar activos o activarse de nuevo.
El Deseo, si bien desde el punto de vista hormonal es menos energético, puede llenarnos de vida motivando el interés por el beso, la caricia, el abrazo y todo tipo de conductas sexuales. La respuesta sexual es más lenta, pero ¿quién ha dicho que se disfruta más corriendo que paseando? Un tiempo largo de excitación, sin prisas, y el orgasmo pueden mantenerse hasta edades avanzadas.
La Atracción sexual se mantiene muy activa, con interés erótico por los demás, incitando e incrementando los deseos o disfrutando de la bondad de un cuerpo bello, un determinado estímulo sexual, un roce o una caricia.
La capacidad de Enamorarse está siempre abierta, porque somos una especie para el contacto y la vinculación, afectivamente, por supuesto, pero también sexualmente. Por eso, especialmente si nos sentimos solos o nos tropezamos con alguien que nos fascina, podemos enamorarnos de nuevo, o por primera vez, no sé cuál podría ser su caso. El enamoramiento es una conmoción mental, emocional, afectiva y corporal, un estado de fascinación interpersonal que supone el Deseo y la Atracción, siendo, a la vez, mucho más. Es una revolución bioquímica, porque pone en juego mucha energía vital y es una fascinación (sexual, mental, emocional y afectiva) por otra persona, seguramente el proceso amoroso más explosivo, aun que de duración imprevista. Por cierto, espero que el lector no participe de esa visión simplista que lo reduce a bioquímica y hace una profecía negativa sobre su duración. El enamoramiento puede durar poco o mucho, incluso toda la vida. No sea usted pesimista que las profecías negativas tienden a cumplirse.
Pues todo eso se puede seguir viviendo en la vejez o eclosionar de nuevo, junto con otros afectos empático-sociales: el apego, la amistad y los cuidados amorosos. Espero que usted tenga buenas noticias, sea cual sea su edad, sobre estos seis afectos o que esté abierto a encontrarlos.