Los centros escolares, por lo general, se muestran ineficaces a la hora de formar a los futuros ciudadanos y ciudadanas, ya que éstos no son preparados para desarrollar sus conocimientos en función a la realidad social en la que viven
Bien adentrados en el Siglo XXI y con las herramientas didácticas necesarias para ofrecer una educación de calidad, cabe hacerse la siguiente pregunta, ¿se ha mejorado y/o evolucionado en las metodologías del sistema educativo? Esta cuestión desde luego puede ser objeto de un encendido debate, puesto que a mi modo de ver, se sigue abogando por una enseñanza basada en la mera adquisición de conocimientos, sin apenas tener en cuenta el desarrollo personal y social de los educandos y educandas.
Los centros escolares, por lo general, se muestran ineficaces a la hora de formar a los futuros ciudadanos y ciudadanas, ya que éstos no son preparados para desarrollar sus conocimientos en función a la realidad social en la que viven. Son notorias las carencias del sistema en las necesidades intrínsecas al contexto social actual, dentro de ese amplio abanico de necesidades, se pueden destacar las siguientes: la concienciación sobre la diversidad en la que convivimos; las necesidades en el cuidado del medio ambiente y su desarrollo sostenible, o la información y conocimiento sobre los derechos sexuales y reproductivos. En la actualidad, los únicos requisitos imprescindibles a la hora de evaluar al alumnado, se basan en los fríos datos académicos, adoctrinando a las futuras generaciones en una atávica y anticuada concepción de la sociedad, en la que primaba la competitividad por encima de todo, obviando los valores morales tan necesarios a la hora de preservar los derechos humanos.
El motivo principal de dicho problema se debe a que el currículum escolar sigue sin estar adaptado a esta nueva realidad social, habiendo quedado anclado en el pasado. Y es que algo tan elemental como la educación en valores y derechos humanos no aparece recogido en él. En comparativa con otros países de nuestro entorno, nos encontramos con que algunos de éstos ya son conscientes de dichas necesidades y han propuesto medidas para solventar dicho problema.
¿De qué vale formar a un alumno con grandes dotes cognitivas cuando no desarrollamos sus habilidades para que pueda utilizar esos conocimientos? ¿Podrá ese alumno ser plenamente productivo sin tener esas capacidades para desenvolverse en el entorno en el que cohabita? O simple y llanamente, ¿En un espacio educativo como son los centros escolares, por qué no se tratan temas de actualidad en los cuales los derechos humanos se ven claramente violados? ¿Acaso no queremos educar y formar a unas personas críticas, reflexivas y activas? Quizá esto no interese, esa sería la mejor respuesta para tanta incongruencia.
Dicha situación tan vergonzosa la ha tenido en cuenta Amnistía Internacional, que ha desarrollado una propuesta alternativa y voluntaria, son las llamadas "Red de Escuelas por los derechos humanos". Las cuales, en relación directa con ellos, trabajan temas actuales relacionados con los derechos humanos, haciendo que el alumnado sea consciente de la realidad tan cruda que este mundo nos presenta algunas veces. Quizá debamos replantearnos el actual modelo establecido y ver un poco más allá de nuestro propio reflejo.
Y es que los Derechos Humanos Universales son eso, derechos inherentes a todos los seres humanos, por ello deben estar contemplados y garantizados en una educación de calidad.