La Moza de las Ánimas

Salimos del Barrionuevo camino de la Iglesia, voy de la mano de mi madre, nos santiguamos en la pila del agua bendita y me fijo en una pequeña puertecita de una hornacina donde está pintado el Purgatorio con las ánimas en llamas.

A mitad de la misa pasa el "animero", que lleva en su mano un cuenco de madera, con otro en su hondonada más pequeño con una cruz en su parte superior, y que va pidiendo para las Ánimas, pasando por toda la Iglesia ¡Ánimas benditas!, y mi madre mete la mano en el farraco y hecha unas monedas, otra mujer saca dos huevos de gallina y los deposita en el cuenco pequeño, ¡Ánimas benditas!, y un hombre mete su mano en la faltriquera para arañar otra moneda, ¡Ánimas benditas!, y miro hacia el altar y veo al cura dándonos la espalda.

El "animero" saca de su faltriquera un pañuelo de cuatros, donde deposita toda la calderilla, luego lo ata y se sienta.

Ya salimos de la Iglesia, a lo lejos se oye el tañer de la esquila de la casa del tío Moisés, y caminamos hacia casa, es invierno con las calles nevadas, y mi madre de pronto se detiene y aprieta mi mano, "mira cariño hay lobos al lado de la fuente" y aún recuerdo el color cobrizos de los ojos de aquellos hermosos animales.

De pronto oímos en la calle La Petalla, el tañer de la esquila de la casa del tío Tunino, y al llegar a la fuente en la casa de por Dios, es el tío Isio quien hace tañer su esquila colgada en su ventana.

Volvemos a oír el tañer de otra esquila, en este caso es la moza de las ánimas, veo a cuatro mujeres vestidas de negro, con sus faroles de la mano, y observo el cintilear de la llama que sale de la torcida del farol, y al llegar a la esquina, la moza da tres toques con la esquila, recitando una salmodia milenaria.

"Fieles cristianos,

Acordaos de las Benditas Ánimas del purgatorio,

Con un Padrenuestro y un Avemaría

Por el amor de Dios",.

Otros tres toques de esquila y la moza sigue con su salmo.

"Otro Padrenuestro y otra Avemaría

Por los que están en pecado mortal,

Para que su Divina Majestad los saque

De tan miserable estado".

Y la moza sigue su recorrido por todas las esquinas de La Alberca, recordando a los fieles difuntos para que recen por ellos.

Es la tía Triz, la que de niños nos contaba que la moza de las ánimas una noche no salió a tocar la esquila: "Era una noche de invierno, noche de lobos y de nieve, aullaba el viento por las esquinas, seguro que estaban sueltos los demonios, la moza se acostó y salió sola la esquila y los moradores la oyeron rodar entre las piedras del suelo, como si fuera la voz de las ánimas que pasaran gimiendo en procesión".

                                                                                                          Andrés Barés Calama