No sé si se habrán dado cuenta nuestros políticos, de todo signo e ideología, altos o bajos, del largo y tedioso aburrimiento al que nos vienen condenando a todos los españoles en los últimos años. Acabada hace unos días una campaña electoral, ahí nos llevan en unos meses, como resignados corderitos a otras dos que prometen ser más extensas y más pesadas aún, si es que ello es posible. Y volverán, no las oscuras golondrinas de mi balcón los nidos a colgar, sino los próceres de la patria a prometer el oro y el moro, el bienestar para todos, una economía boyante envuelta en medias verdades; y volverán a verse las caras unos y otros, y tú más, conmigo caminareis por senderos frondosos, con los otros? los malos tiempos de antaño, poco pan y menos pasta. Y se quedan tan frescos cuando sueltan sus peroratas y se gastan nuestros dineros en mítines mil, carteles y propaganda sin cuento.
Y volverán a salir treinta y tres imputados, es un número aleatorio cuyo cálculo hecho a vuela pluma puede estar cercano a la realidad. Otros tantos salteadores de los caudales públicos, aquellos agarrados a las poltronas, los que estaban y a los que nadie es capaz de echar, estos dispuestos a asirse con saña al sillón, los que llegan con un currículo de lo más variopinto, extraño y sospechoso. "Y a luego", que decían en mi pueblo, la sorpresa por los 'tropecientos' votos perdidos en la abstención, cada vez en mayor número, dicen que por no saber llegar a la sociedad, explicar mal el programa y no haber salido a la calle con humildad, sin corbata, en traje de faena, revestidos de la verdad, la sinceridad y unas pequeñas dosis de honradez.
Y aquí estamos todos nosotros, como tontos, confiando todavía en que un día no muy lejano llegarán a estas tierras, y a las del norte, el sur, el este y el oeste de este país tan castigado un grupo de buenas gentes, de personas sin mácula, de políticos intachables, de servidores de nuestra causa, hombres y mujeres distintos, que nos hablen distinto y que hagan cosas distintas. Las cosas que queremos, no las suyas. Ya está bien. Aunque puede que esté cargado de razón ese dicho que dice más o menos "lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible".