OPINIóN
Actualizado 19/06/2015
Estefanía Rodero Sanz

Decía Mary Wollstonecraft: "Es Justicia y no caridad lo que necesita el mundo". La publicación del informe "El estado de la pobreza en España" por parte de EAPN nos ha dado una radiografía precisa sobre la situación extrema que está viviendo nuestro país. Que la pobreza y la exclusión social alcancen a un 27,3% de nuestra población (lo que supone unos 12 millones de personas) y que tres millones de españoles y españolas estén en situación de pobreza severa tiene que hacernos reflexionar no sólo sobre el respeto a los derechos humanos en España sino a nuestra creencia, un tanto infantil, de que con semejantes índices de exclusión social podamos hablar de democracia.

Seguimos culpabilizándonos de la pobreza, seguimos considerando vergonzoso e íntimo, casi secreto, el dolor que está provocando la política económica y de recortes actual. Que Esther se suicidara la semana pasada en Zaragoza frente a su desahucio inminente, que el 31,9% de nuestros niños y niñas estén en riesgo de exclusión, que tengan que ser las familias el colchón que frene la enorme violencia estructural de este sistema injusto tiene que pararnos en seco. Hace unos días, referentes salmantinos de la economía social nos alertaban del proceso cada vez más claro de criminalización de la pobreza.

Nosotros, que somos la inmensa mayoría en esta ciudad y que nunca tuvimos espacio en sus Cajas. Quienes no necesitamos argumentarios sobre la precariedad porque la vivimos cada día. Quienes hemos visto mezclar agua y leche para que la compra semanal dure un poquito más y los niños desayunen. Quienes dejamos los ¡lujos! aparcados para "cuando todo esto pase": comprar ropa, cenar con los amigos, ir al cine de vez en cuando?nos estamos despertando.

Cuando decimos que las personas tienen que ser el centro de la política, que la vida digna no es un eslogan sino el motivo central que justifica nuestra participación y nos empuja a buscar respuestas reales y no cosméticas a la situación actual, sabemos que hablamos de puro sentido común. Y una no puede dejar de sentir un orgullo profundo al ver cómo la gente decente de Salamanca y de España nos estamos organizando y estamos haciendo del dolor y el hartazgo un compromiso real para que la absoluta ceguera y crueldad de quienes nos gobiernan sea, lo antes posible y con urgencia, un mal recuerdo.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >De la pobreza