Muchas veces no somos conscientes del alto precio que pagamos por el desorden en nuestras vidas. Me refiero al desorden físico, a ese caos en el que en ocasiones vivimos inmersos y que refleja cómo se encuentra nuestra mente. El desorden crea incomodidad e infelicidad.

Piense por ejemplo si alguna vez a llegado tarde a alguna cita por no encontrar las llaves del coche; o si ha tenido que buscar una y otra vez el mismo objeto (monedero, cartas, documentos?) por no tenerlos en un sitio fijo; o peor aún, si alguna vez ha comprado un objeto para reemplazarlo por otro que no encontraba y al poco tiempo aparecer el primero. Y lo más importante, ¿puede usted recordar cómo se ha sentido en cada una de estas situaciones?

El desorden nos lleva a perder el tiempo en nuestras vidas, a tener costes financieros, físicos e incluso emocionales. El desorden nos impide concentrarnos en lo verdaderamente importante.

Lo que nos propone el Feng Shui entre otras muchas cosas, es alcanzar la paz mental a través del orden en lo que nos rodea, en nuestro mundo físico. Armonizar nuestro mundo interior a través de armonizar el exterior.

A lo que yo le animo es a que empiece a poner esto en práctica para que pueda ver resultados y juzgar por usted mismo.

Puede empezar por ordenar algo pequeño que no le lleve mucho tiempo y esfuerzo, bien en su lugar de trabajo o en su casa. Puede ser un cajón, un armario, una estantería? Lo importante no es el qué, si no ponerse en acción. Enseguida notará como se mueve la energía del lugar y cómo al deshacernos de lo viejo se deja espacio para lo nuevo.

Para que vengan cosas, personas, situaciones nuevas a nuestras vidas, primero hemos de dejar espacio para ello. Dónde ya está lleno, no hay lugar para más.

Hay que tener muy en cuenta que el orden nos proporciona mucho tiempo que de otro modo no podríamos tener y menos aún recuperar. Pero sobre todo nos proporciona energía que podemos utilizar para lo que realmente importa en la vida.