OPINIóN
Actualizado 13/06/2015
Tomás González Blázquez

Este sábado la iglesia de San Esteban acoge la bendición de una nueva imagen, que aspira a ser procesional: la de Jesús de la Redención en la Institución de la Eucaristía. Obra del prestigioso artista sevillano José Antonio Navarro Arteaga, está llamada a ser la imagen principal de un nuevo grupo escultórico, el de la Santa Cena, ese paso que siempre le ha faltado a la Semana Santa salmantina, pese a que ya hay más de ochenta saliendo cada año en pueblos y ciudades de toda España. Los intentos previos no se llevaron a efecto: ni la fundación de una cofradía dedicada a esta escena antesala de la Pasión, ni la incorporación del paso por parte de cofradías ya existentes, como la Seráfica Hermandad del Cristo de la Agonía o la Oración en el Huerto. Ahora apuesta por la Cena una hermandad de las llamadas de gloria, la Archicofradía del Rosario, una muy antigua corporación promovida por los Dominicos y revitalizada recientemente, que acompaña a su titular, la Virgen del Rosario, en el mes de octubre. La idea de la Archicofradía es adquirir una vertiente penitencial y participar en la Semana Santa, como hicieran en el siglo XIX las de Jesús Rescatado y la Virgen de la Soledad y se planteara en el XX la del Cristo de los Milagros.

Habiendo proyectado una procesión integrada por dos pasos, la Santa Cena y la Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos junto a San Juan Evangelista, la bendición de Jesús de la Redención aporta ya el elemento central del desfile, la imagen de Cristo, que podría salir en solitario o acompañado por un apostolado parcial hasta que se concluyera un costoso grupo escultórico de trece figuras. La estética del cortejo obedecerá al estilo que ya se aprecia en la procesión general del Rosario en octubre, inspirado en modelos sevillanos, al igual que ocurre en la Hermandad Dominicana, la de Jesús Despojado y, en menor medida, en otras procesiones salmantinas. La carga de pasos a costal es el rasgo más llamativo, compartido con Jesús Despojado.

La previsible incorporación del Rosario a la Semana Santa, en un plazo corto o medio, suscita la cuestión de su día de salida, condicionado por el pasaje representado, la Institución de la Eucaristía. Escenas como la Entrada en Jerusalén, Cristo Yacente o la Resurrección parecen muy asociadas a horas muy concretas de la Semana de Pasión. Otras, como Cristo Crucificado o la Madre Dolorosa, por su iconografía más general, resultan más asimilables a diferentes días o contextos. La Santa Cena llega cuando es repetido tema de debate la reestructuración del programa de procesiones, buscando su racionalización o adaptación a la cronología pasional, en la medida de lo posible, y su armonización con la liturgia de esos días. Parece evidente que el Jueves Santo sería la jornada idónea para llevar este misterio a las calles y puede esperarse de la Archicofradía del Rosario un desfile brillante.

Me permito invitar especialmente a quienes, tras la reciente celebración diocesana del Corpus Christi, no han dudado en proclamar a los cuatro vientos su afectado e indignado desapego por la piedad popular. Acercarse a ella, conocerla, aprender a amarla, a reconocer sus luces y sombras, a saberla un medio precioso de evangelización, como apuntan el Papa Francisco y sus predecesores, no sería mala tarea para nuestra Asamblea Diocesana. Despreciarla desde la ideología y la cofraditis aguda no viene a cuento ni construye Iglesia local. Dejemos que sople el Espíritu.

 

Fotografía: Piedra Nazarena

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >¿Una nueva procesión de Semana Santa?