OPINIóN
Actualizado 11/06/2015
Rosa García

Desde que yo era estudiante, allá por el siglo pasado, cuando llegan estas fechas surge la misma discusión sobre lo ineficaz de nuestro calendario escolar: vacaciones veraniegas exageradamente largas combinadas con periodos lectivos continuados también exageradamente largos.

Debe de ser más fácil hacer desaparecer el hambre en el mundo que elaborar un calendario escolar coherente, porque ni el cambio de régimen, ni el cambio de siglo, ni los sucesivos cambios de gobiernos democráticos centrales y autonómicos, han sido capaces de solucionar el problema. Y no hace falta ir muy lejos para copiar un modelo.

Nuestra vecina del norte, La France, lleva 70 años con el mismo plan de estudios (nosotros llevamos 6 o 7, ya he perdido la cuenta) y un calendario con los mismos días lectivos que nosotros, día arriba día abajo, repartido de la siguiente manera:

5 semanas de clase ? semana de vacaciones de otoño ? 5 semanas de clase ? Navidad (hasta el 2 de Enero,) ? cinco semanas de clase ? semana de vacaciones de carnaval ? 5 semanas de clase ? semana santa ? 5 semanas de clase ? semana de vacaciones de primavera ? 5 semanas de clase ? vacaciones de verano (alrededor de mes y medio).

A esto hay que añadir que el país está dividido en tres departamentos académicos, de forma que el reparto de estas semanas, salvo Navidad y Semana Santa, no se hace en las tres regiones a la vez, sino de forma correlativa, alternándose periodos lectivos de 4, 5 o 6 semanas lectivas según departamentos y cursos.

Ventajas de este sistema:

Periodos lectivos cortos propician que tanto alumnos como profesores vean el final de trayecto más cercano y sea fácil mantener el interés. En España la media de semanas por trimestre es de 12.

Vacaciones de verano más cortas propician que las 4 primeras semanas de clase del nuevo curso sean realmente del nuevo curso, y no como en España que resultan ser un tedioso recordatorio del curso anterior que acabo hace casi tres meses.

Y por si las razones académicas no fueran suficientes, en el país vecino el sector turístico está feliz de la vida al asegurarse, durante todo el curso, que de cada 5 semanas tres serán de muy buena ocupación. Los empresarios en general también están encantados porque los trabajadores reparten sus vacaciones a lo largo del año, no solo en los meses de julio y agosto, permitiendo mantener la misma productividad y plantilla casi todo el año.

La tan manida disculpa de que es que en España hace calor en verano no es más que eso, una disculpa. También hace calor en el sur de Francia, y en California, y tienen un sistema parecido. Eso se arregla con aires acondicionados y edificios construidos con eficiencia energética, adaptados al clima de la localidad en que se ubican.

Petición del día: que el calendario escolar se haga atendiendo a razones pedagógicas, razones que nuestros vecinos del norte han sabido aprovechar también económicamente.

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