Cuando queremos expresar el amor más limpio, puro, firme e inquebrantable, nos referimos al calor que transmite el cariño de una madre. Ella es quien te da sosiego, paz, cariño, ilusión, alegría y te sientes confortable y sin miedo. El padre es otra cosa, puede amar igual o más que la madre, pero su imagen es más hosca, más dura, menos amorosa, de ahí que cuando nos referimos a nuestra Nación, a nuestra patria, lo hacemos a la madre patria, pues es en ella en la que desarrollamos nuestra vida, nuestro futuro, donde encontramos la paz, tranquilidad y seguridad que te ofrece una madre.
La desafección política está produciendo a la par un desapego de la madre patria, a la que algunos ven como la madrastra de Blancanieves, nos la pintan como una traidora, mala madre, confundiendo a determinados políticos, a actores públicos. Es más, es muy común que cuando falta la madre, la familia se disgregue, se diluya en el devenir del día a día. Y, así, algunos de los que alcanzan la vida pública, con un discurso rupturista con la estructuras políticas, alcanzan su orgasmo con el desdén y la fractura de la casa común, por lo que de común tiene, por lo que de asesinato de la matriarca tiene esa actuación y las consecuencias que de ello se derivan; y, para aumentar su seguimiento y fuerza, se envuelven en la bandera de la izquierda. Pobres necios los que les sigan y crean.
Hemos celebrado el día de las Fuerzas Armadas, que, como es normal, enaltecen la bandera de la madre patria, de la casa común, del lugar en el que todos los españoles, de izquierda, de derecha, católicos, ateos, musulmanes, altos, bajos, guapos y feos, estamos en nuestra morada, en nuestro hogar y, frente a esto, unos pocos farsantes, canallas, ladrones de sueños y de vida, niegan el respeto a la bandera, a la patria, a la Nación.
Tan patriotas son los de izquierdas como los de derechas, la bandera no es facha o roja, es de TODOS y los peligrosos son los que, negando la bandera, buscan hundir tu casa, tu hogar, tu vida, matar a la madre que a todos aúna, en lugar de hacer de ella ese útero en el que sentir el confort que todos precisamos.