Manso y dulce, así es el majuelo en flor. Embelesa nuestra pituitaria con evocaciones a confiterías de la niñez. La seducción reside en la cumarina, esa sustancia volátil que reconocemos en el heno o el trébol de olor. Aunque su misión es bien otra: suprimir el apetito de los herbívoros evitando que ramoneen sobre su copa.
Y es que sus hojas jóvenes son deleitables para muchos. Su aspecto de verdeante perejil provoca el diente de las cabras y el apetito de los cabreros. Estos recios gustaban de chuparlas en los sotos ribereños para entretener el hambre y llegaban a liarlas secas como picadura a falta de tabaco. Nuestra rosácea agradece residir cerca del agua, donde la humedad nutre sus majuelinas, frutillos ruborizados y diminutos nombrados como "pan de pajarina" o "ñinsperinas".
Las ramas acogen coros de trinos y gorjeos, siendo atril de mirlos, mitos y ruiseñores. No obstante son los tordos, pájaros interesados, los que acuden al reclamo de sus "uvas de lagarto". Mas es otra ave quien usa del espino blanco como despensa impovisada: el alcaudón. En sus espinas o garranchos empala saltamontes y ratoncillos transmutando al arbusto en un fetiche de vudú silvestre.
Parecer ser que todo lo que produce es empleado por la buena gente de Dersu Uzala y son los bípedos del bosque habitado quien ha hecho de sus maderas cucharas y morteros, ruecas y husos, cercas y cerrados. De las leñas cisco, de los renuevos varas. Ahora bien, son dos usos los que enfatizan sobre el resto: las ramas han sido y son palos de paloteo en danzas serranas y sus raíces dan forma a las medidas para calcetines. Polisemia y diversidad del suelo al cielo. De la cultura y el folclore al mundano pragmatismo.
Todas estas bondades se resumen en los cinco pétalos de su flor, melífera y nívea, grata a las arritmias del corazón cuando es tomada como tisana. Este arbusto, con vocación de árbol, es llamado por los botánicos Crataegus monogyna. Pero el poeta del monte preferirá esta letanía bautismal:
Florespino, escambrón, espino blanco o espinero,
sopa de perdiz, majuelino, garrancho o galopero.