Cientos de vecinos acompañaron al Cuerpo del Señor por las principales vías del centro de la capital del Tormes (GALERÍA DE FOTOS)
Salamanca celebró por todo lo alto, y con un intenso calor, la solemnidad del Corpus Christi, Día de la Caridad. Cientos de salmantinos salieron a la calle para acompañar al Cuerpo de Cristo en una multitudinaria procesión por las calles céntricas de la capital del Tormes.
Además, horas antes de la misma la Catedral Nueva de Salamanca permaneció abierta desde primera hora de la mañana para que los fieles pudieran acercarse a adorar al Santísimo. A las 11 de la mañana tuvo lugar la oración de Laudes y Hora intermedia que concluyó con la exposición del Santísimo, que permaneció expuesto hasta las 17 horas.
La eucaristía solemne presidida por el Obispo, Carlos López, y concelebrada por el presbiterio diocesano, dio comienzo a las 18 horas en la Catedral Nueva. Al término tuvo lugar la tradicional procesión con el Santísimo por las calles del casco antiguo de la ciudad que este año presentó algunas novedades.
Por ejemplo, se recuperaron los altares eucarísticos a lo largo del recorrido. En concreto tres que estarán ubicados en el Patio de Escuelas; en la Escalera de la Universidad Pontificia y en la Rúa. El quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, patrona de la Diócesis, el bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco y el Año de la Vida Consagrada son los motivos escogidos para los altares del Corpus Christi que impulsa la Coordinadora diocesana de Hermandades y Cofradías.
Además, la banda de música de Alba de Tormes acompañó el recorrido procesional. La procesión concluyó en la puerta de Ramos de la Catedral donde estuvo ubicado el último altar que este año adquiere un protagonismo especial y desde donde se impartió la bendición final con el Santísimo.
Otras de las curiosidades es que los niños y niñas que han celebrado este año su Primera Comunión tuvieron reservado un sitio privilegiado durante la eucaristía, situándose en los bancos que van del Coro al presbiterio, en el pasillo central de la Catedral Nueva.
Fotos: Alberto Martín y Pablo de la Peña