Difteria, tos ferina, sarampión, rubeola, poliomielitis? Enfermedades que existen aunque casi nadie padece en nuestro medio. Que tienen tratamiento pero, sobre todo, sabemos la manera de prevenirlas eficazmente mediante la vacunación. Enfermedades que se estudian en la carrera con la impresión de que, tras enfrentarse uno a ellas en libros y apuntes, ya no habrá más batallas en la práctica clínica. Enfermedades para devotos de la microbiología y apasionados de la historia de la Medicina. En estos días, la difteria es noticia, pues lucha contra ella un niño de Olot que no había sido vacunado por decisión de sus padres.
La medicina preventiva no resulta sencilla. Requiere tiempo, bien escaso en algunas consultas, y ganas, a menudo ahogadas por la carencia del primer ingrediente. Precisa cultivar pacientemente la paciencia hasta ganar la confianza del paciente, que casi nunca percibirá la necesidad de esforzarse, aunque sea de manera sencilla, para conseguir algún objetivo casi siempre poco visible. Educar para la salud a través de folletos, campañas publicitarias y programas de televisión se queda corto, y conlleva el riesgo de que el fondo de la información sea eclipsado por la forma, y la anécdota oculte la esencia del mensaje. Educar en las consultas, en las visitas a domicilio, en las asistencias urgentes, va construyendo una cultura de la salud que será la mejor prevención.
En la consulta del pediatra quizá las preguntas sobre vacunas se limiten a si recomienda poner las que no aparecen en el calendario, si las del rotavirus conviene, si la de la varicela siendo bebés o a los doce años? Entre las dudas sobre cremas, pañales o dosis de fármacos no abundarán las puestas en entredicho de las vacunas contra la difteria y otras enfermedades. Se da por hecho, normalmente, que el consejo del médico y de las autoridades sanitarias en este importante asunto se sostiene en razones de peso, acreditadas científicamente. Es algo más que un truco para que el niño duerma mejor o coja bien el pecho. No obstante, un porcentaje creciente de padres opta por no vacunar a sus hijos. Atribuyen a las vacunas unos supuestos riesgos que les hacen renunciar a sus indudables beneficios. Todavía no es una cifra significativa, pero al tiempo que se avanza en la seguridad de las vacunas, que ya es muy alta, procede avalarlas mediante información adecuada a los padres de los niños. Un posicionamiento ideológico, como otros que se cuelan a veces en la práctica médica, bordeando por fuera las líneas de la deontología profesional, no puede poner en riesgo la salud de la población.
Imagen: "El garrotillo" (Francisco de Goya). La difteria es conocida popularmente como garrotillo.