-Tengo repetido el número quince, te lo cambio por el dieciocho.
-Yo te doy el veintitrés y tú me das el catorce, porque sino se lo cambio a Pepito, que me da el dieciséis y el cinco a cambio del treinta.
- Tienes que aceptar mi cambio porque yo soy más amigo tuyo, porque sino se lo digo a Pablito y hago el trato con él, que además me presta el álbum.
- Si haces eso te van a decir que no eres bueno, que te haces amigo de los nuevos y te olvidas de los amigos de siempre, y eso no te lo van a perdonar.
- De acuerdo, cambiamos tu y yo pero a condición de que los nuevos no completen el álbum.
- Y si necesitamos más cromos ¿a quién se los pedimos?
Esta conversación se puede realizar durante el recreo en cualquier patio de colegio, y es muy similar a las que se están desarrollando entre los grandes "padres de la patria", aquellos que van a regir nuestros destinos durante los próximos cuatro años.
Alcaldables, presidenciables y demás adláteres se reúnen estos días en reservados de restaurantes, cafeterías y otros espacios semipúblicos; en privado, sin luz ni taquígrafos, en contra de lo que habían prometido en precampaña y en campaña electoral.
Una precampaña, una campaña y unas votaciones donde ha corrido el dinero en abundancia -dinero que sale de los impuestos que pagamos los contribuyentes- para que ahora sean más importantes los cambalaches que los votos obtenidos. Y tras los cambios de cromos ¿qué promesas se cumplirán y cuales se olvidarán?
El recreo está terminando, nos queda una semana para ver quién completa el álbum.