OPINIóN
Actualizado 04/06/2015
Rosa García

Una vez más el obispo de Alcalá Reig Plá se ha salido. Que está en su derecho en expresar su opinión como cualquier hijo de vecino, no cabe duda, el problema es que a él no le gusta que los demás expresemos la nuestra. Y menos que nadie las mujeres, por eso, porque para él somos menos que nadie. Con una frase digna de Master Chef "El feminismo ideológico es un paso en el proceso de decostrucción de la persona" se pasa por el forro de la sotana un millón de años de evolución de la especie humana, ese millón de años que nos ha costado pasar de la mujer propiedad?paridora a la mujer persona libre e igual ante la ley. Y claro, perder el control sobre la mitad de la población del planeta no gusta a ningún hombre, profese la religión que profese.

Lo malo no es que diga barbaridades de ese calibre, que todos las podemos decir en casa con los amigos, lo malo es que las dice desde su puesto como persona pública, y por tanto, influyente. Si yo dijera algo así en mi puesto de trabajo, al día siguiente tenía sobre la mesa un expediente con suspensión de empleo y sueldo, como mínimo. Pero él sigue subiéndose al púlpito y soltando por esa boquita argumentos que hubieran parecido retrógrados y machistas en la mismísima Edad Media.

Claro, que la culpa no la tiene él, la tienen las mujeres que siguen yendo a sus misas.

Mujeres de Ácalá: en vuestra hermosa ciudad hay muchas más iglesias a las que acudir, muchos más sacerdotes que predican el evangelio de Jesús, y no una cruzada contra las mujeres.

Mujeres de Alcalá, escuchad a Santa Teresa, que por algo es Santa y Doctora de la Iglesia, y que ya denunciaba el machismo imperante en el siglo XVI cuando se quejaba de lo peligroso que resultaba que una mujer pensara, opinara u obrara por su cuenta: "No hay virtud de mujer que no se tenga por sospechosa"

De momento el señor Reig Plá no es ni Santo ni Doctor de la Iglesia, por algo será.

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