Los perros y gatos tienen dos períodos durante el año en el que mudan su pelaje. La naturaleza, que es muy sabia, los prepara de esa manera para pasar el invierno o el verano. No hay que olvidar que durante cientos de años, los animales que ahora conviven con nosotros en nuestras casas, vivían en el exterior y estaban adaptados al clima. En invierno su pelaje es grueso y abundante y en verano más fino y menos espeso. Y esos cambios comienzan en primavera y en otoño para prepararlos.
Pero ya han comenzado las diferencias entre los animales que viven en un ambiente con calefacción, aire acondicionado, etc., y los que viven en el exterior. Los animales que viven en el interior suelen tener mudas mas prolongadas a lo largo del año y menos marcadas, no cambian de pelaje de repente. Quizas dentro de otros cientos de años dejen de mudar el pelo pero, hoy por hoy, la única solución para esas mudas que nos llenan la casa de pelos es la de cepillarlos asiduamente porque eso facilita la retirada del que ya no es necesario y que al animal suele incluso molestarle.
Pero existe otra caída de pelo que no es natural y que puede estar causada por muchos motivos. El estrés, la mala alimentación, diversas enfermedades como la dermatitis, la sarna, etc. ocasionarán también la caída del pelo. Los hongos y la sarna dejan calvas redondas muy características; el estrés, la mala alimentación, y la gestación producen debilitamiento y caída del pelo generalizadas. Ante una caída patológica del pelo, hay que acudir al veterinario.
Como siempre, somos responsables del bienestar de nuestros animales . Ellos dependen de nosotros.