OPINIóN
Actualizado 28/05/2015
Isabel Nieto

Se ha pasado el tiempo de promesas, sonrisas, buenas palabras, apretones de manos y un largo etcétera de actitudes empalagosas que además de cansar, a mí, como ciudadana, me enojan ¿Por qué este enfado? Tengo la impresión de que los políticos nos toman, me toman, por tonta de remate. Pero, señores de la casta, ¿no se cansan de actuar como falsos benefactores de los ciudadanos? Tienen una cara que se la pisan. Unos han gobernado unos cuatro años, y resulta que no han hecho nada, pues ahora nos han prometido lo mismo que oímos en las anteriores solicitudes del voto. Cuando vuelven a su sillonazo (que pagamos usted y yo con nuestros impuestos) se olvidan de lo dicho e incluso hacen lo contrario de lo que prometieron. La oposición, más de lo mismo. Yo los llamo las boquitas llenas de verdades, pues se las tienen todas guardaditas y bien guardadas.

Este domingo ha sido la hora en la que los ciudadanos, esto es, nosotros, los sufridos pagadores, hemos tenido la posibilidad de intervenir, un poquito, en la vida pública. Y hemos ejercido nuestro voto, no guiados por el hígado, la pasión, la sinrazón. No está este país para muchas charangas. Estamos sufriendo un paro insostenible, con muchas familias en las que no entra ningún ingreso, dos millones de niños españoles pasan hambre, la seguridad social se ve reducida cada día, la educación no digamos? ¿dónde queda nuestro Estado social? Costó mucho llegar a las cotas de bienestar que alcanzó la Europa Occidental. Pero las voces "bien" parlantes nos están arrebatando esos beneficios por un capitalismo cada vez más inhumano y cruel. En el final del siglo XX y los años que llevamos del XXI se está  introduciendo una peligrosísima tendencia que tiene por finalidad  concienciar a la población más joven  de que las cosas son así y no hay otra salida. Que tienen que trabajar por salarios que no llegan a la subsistencia (ya se ha acuñado el término de trabajador pobre), que no se puede tener una buena sanidad, que la jubilación hay que reducirla en prestaciones (más años de trabajo y pensiones más bajas) y así un largo etcétera. Si así fuera, la esperanza habría muerto y esta tierra sólo sería eso, tierra yerma y muerta. La vida sin ilusiones, sin sueños no es más que una prisión  que nos quieren ornar de lacitos y papeles de colores, pero?.prisión se queda.

Como dijo el viejo Adam Smith (sí, el creador del liberalismo económico, no se asusten y lean): "No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados". Pues eso y a votar.

 Isabel NIETO

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