He aquí algunos aforismos y/o adagios para sobrellevar los días oscuros:
Pudrición es la envidia.
No busques agradar a los indolentes, pues sus sentimientos están congelados desde siempre.
Con la crisis económica, también la religión del consumo está cayendo en desgracia.
La infancia frente al desmoronamiento de la cordura y frente los grandes buitres del día a día.
Si la adversidad salta sobre tu sangre, sigue mostrándote indesmayable, tenaz como lo que fructifica en el reino nuevo.
En todos los lenguajes se pronuncia el amor que en tu boca crece.
Vulnerables se sienten aquellos que adoran la riqueza.
Celebremos la memoria que no alimenta olvidos. Recordemos tanto los actos benevolentes como la pestilencia de las cloacas.
Abrirse al mundo, como quien va hacia el asombro y regresa de él. Abrirse al mundo, comunicando una Verdad esencial y su incomparable pureza.
Las palabras desnudas sólo brotan después de haber contemplado todos los semblantes de la vida. Escribir sin haber vivido es como plantar flores de plástico en un desván.
Hay puertas que se cierran en todos los rincones de tu ciudad. ¿Temor al otro, al prójimo visible o invisible?
¿Qué pasa si la realidad desmiente tus prejuicios? ¿En tal caso ya no importa la realidad?
Sé experto en vida y no en leyes u oquedades; en intenso amor a la libertad y no en imponer las pautas de tu propio resentimiento.
Los bárbaros, ¿quiénes son los bárbaros? ¿Podrían serlo los responsables de unas reconocidas empresas farmacéuticas que venden medicamentos adulterados? Por ello, conviene sopesar esas frases despectivas en torno a lo distinto y a lo lejano.
Mal vivir también es hacerlo a la velocidad, al vértigo del mundo.
Inmensa frustración represan los desagradecidos.
No te amuralles en la dureza. Mejor dormitar bajo la sedosa brisa, en las extensiones sin límites del amor.
El más execrable materialismo es aquel que se exhibe maquillado de espiritualidad.