Tal y como ya opiné en mi columna del viernes, con tantas agrupaciones, subagrupados y reagrupados la ingobernabilidad puede ser un lastre; peor que el totalitarismo (si este se lleva con cordura). No ha habido muchas sorpresas, la derecha e izquierda han lastrado y dividido a su propia ideologia y de este barullo intentarán sacar posicionamiento los minoritarios, lascados de sus hermanos mayores y cargados de infulas de gobierno, fotografía y también postureo. El momento del votante ya pasó, ahora toca el turno de los electos, de su saber hacer, pensar, sumar y no intentar con presiones, chantajes y coacciones ocupar un lugar que el electorado de una forma u otra no le dio. Que como dije el viernes pasado a río revuelto no sea una ganancia de pescadores sino que aumenten los peces...y los panes.