El colaborador de SALAMANCArtv AL DÍA Ángel de Arriba describe las sensaciones tras depositar el voto en una mesa electoral de barrio
Domingo, y 24, día de elecciones. Así que a las nueve salí a cumplir con esta homilía ciudadana a la que estamos convocados. Llegué al colegio infantil que hay junto al arroyo "El Zurguén", que da nombre a mi barrio, y que es donde me toca depositar mi voto. Era la hora primera de este oficio, y sobre las mesas estaban las urnas famélicas, desnutridas del papel cívico.
Al salir iba pensando, que en este día dominical, nos acercamos a estos improvisados templos de la Democracia, no a pedir por nuestros pecados; si no a perdonar los de los demás. No a escuchar sermones, latines ni arengas; si no a darlos. No a ser bautizados, si no a bautizar a nuevas criaturas políticas. Y a confirmarnos en la fe, también, y a dar de comulgar una gran oblea para cuatro años, y, ay, hasta acudimos a dar el responso a los que tendrán sus grandes o pequeños funerales... Aunque, y sonreí cuando lo pensé, tal vez nunca aprendamos del todo con esto de los plebiscitos, y por ello será que nos ponen, como a mí, las urnas en los parvularios.