OPINIóN
Actualizado 24/05/2015
Luis Felipe Comendador

'En la universidad de la vida', me dijo un día un colega, 'a ser mala gente se aprende en la universidad de la vida? como a ser buena gente'.

Béjar, la ciudad estrecha cusaquiana, abatida durante cuatro larguísimos años por la política destructiva de los políticos más inútiles, con sus calles escuálidas y tristísimas, con la constante de una falta de actividad estremecedora y con la población cayendo en picado, ahora, en las últimas semanas, se ha poblado de trabajadores nuevos con chalecos reflectantes que pintan las calles de amarillo, blanco y azul, que arreglan cualquier esquinita ajardinada, que barren como ratitas presumidas cada acera? se ha poblado de obras abiertas para quitar baches, alfombrar de asfalto las calles principales, poner piedras de granito sobre alguna calle antigua? con bomberos  ?y sus enormes camiones? quitando malas hierbas de los ancestrales muros del Palacio Ducal? toda una vorágine de actividad nueva que me deja perplejo y pensativo? Claro, coño, es que hay elecciones municipales. Era eso.
Me parece rastrero, inmoral, ventajista y chusco que se utilice de forma tan descarada el dinero público para obtener renta electoral, que se juegue así con el dinero de todos para perpetuarse en el poder y que se fuercen los percentiles de paro, obras y servicios para cambiar los números verdaderos por otros tan falsos como los que nos cuentan en estos días. No sé si esta forma de actuar, además de ser denunciable, tiene algún tipo de castigo en los juzgados? y ni siquiera sé si tiene nombre en el rol de los delitos en los que se mueve la infumable casta política que nos gestiona.
Dónde habrán aprendido a ser tan 'taimados y ladinos' estos obreros de derechas (oxímoron de la política más ruin), estos desclasados con ínfulas que se deshacen por servir a su patrón con esa fidelidad de los esclavos más serviles? 'En la universidad de la vida', me dijo un día un colega, 'a ser mala gente se aprende en la universidad de la vida? como a ser buena gente'.
Y tengo una certeza que compartir, una certeza cabrona y piporra: pase lo que pase después de las elecciones, ellos seguirán a lo suyo, a su nepotismo, a su todo a dedo, a su pasta gansa procurada por el esfuerzo de todos y a su constante destruir cada uno de los valores humanos y humanistas que vayan asomando.
Y yo ya creo que no soy de este mundo.

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