OPINIóN
Actualizado 23/05/2015
Rubén Sánchez Parazuelo

Y no me refiero a que este domingo 24 de mayo se produzca una hecatombe en cada uno de los rincones de España. Si no que, simplemente, la España de los partidos políticos se prepara para un escenario pocas veces conocido. El estamento político se enfrenta a una regeneración obligada, fruto de malas prácticas de gobierno y de un maltrato social aberrante con corrupción y falta de tacto con las necesidades reales de los ciudadanos.

El resultado electoral del domingo vendrá a determinar el deseo ciudadano de que, los políticos deben sudar la camiseta y que los políticos pasen lo que han pasado los ciudadanos: la presión de no tener trabajo o de que sus trabajos pendan de un hilo. De no optar a un trabajo por no escuchar, por no saber hacer las cosas, de no poder mantener un trabajo los 4 años de contrato porque pueden ser despedidos antes? Eso que entre los políticos se hace llamar "la fría calle" o cuando uno de los de arriba amenaza a los de abajo diciéndoles: "en la calle se pasa mucho frío". Mañana muchos ciudadanos van a mandar a sus dirigentes "de toda la vida" fuera de la vida pública. No tengan miedo.

No tengan miedo los políticos, fuera hay mucho que hacer. Hay trabajo, hay oportunidades, hay negocio. Ahora el mitin se lo damos los emprendedores. Solo hay que hacer algo que quizá muchos no han hecho hasta el momento: levantarse pronto, acostarse tarde y, entre esas horas del día, tomar decisiones que afectan a la propia vida, no a la de lo público.

No tengan miedo los votantes, puede regenerarse el sistema. Ustedes, nosotros, tenemos la oportunidad de fijar el día 24 de mayo como el día en el que nuestras decisiones fueron el inicio de las decisiones del consenso. Es momento de aunar opiniones, de implantar la necesidad del pacto. El esfuerzo de conjugar intereses. Eso que cada día hacemos los que tenemos un negocio. Este domingo es el día de obligar a los políticos a ser y pensar como clientes. ¿Imaginan que los gerentes de un hotel cambiaran las sábanas cada 4 años? ¿Qué un restaurante lavara la vajilla cada 4 años? O ¿qué sucedería si las iglesias limpiaran las entradas a sus templos tras las bodas sucedidas en 4 años? Alejaríamos el turismo, a nuestros clientes y nuestro negocio cerraría. En el fondo, muchos de los actuales "clásicos" partidos están haciendo sólo eso, cambiar sus sábanas por las más limpias, los manteles por los más blancos y las entradas por las más relucientes. Más vale que aprovechemos esta nueva oportunidad para limpiar, airear y dar esplendor a nuestras instituciones.

Creer en lo que se hace, amar lo que se hace, disfrutar de lo conseguido. Todo con un simple gesto, votar. Para los más escépticos, los cambios en política, en los países occidentales, son sólo sinónimo de ruptura, inestabilidad y nerviosismo. Para los más optimistas la crisis política en  tiempo de pactos es dinamismo, ilusión y  exigencias de acción en otra dirección. Las pequeñas, medianas y, sobretodo, las grandes empresas, ya hemos hecho el descuento económico del cambio. Ni la bolsa, ni los datos económicos ni del empleo van a moverse un 0,1% de lo que sucedería independientemente de que el domingo haya elecciones. Los que tenemos la suerte y la fortuna de llevar empresas, sabemos que el lunes es nuevo día de trabajo y que a las 6:30 sonará el despertador y seguiremos con fuerza y energía para hacer lo que mejor sabemos hacer: atender a nuestros clientes y trabajar duro. Esa es la mejor lección que podremos darle, el mismo lunes, a muchos políticos.

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