Aguarda este poema a ser escrito
desde el 12 de agosto del 1630.
Aquel día, una anciana
se arrodilló a los pies de la reina de Francia
rogándole piedad para uno de sus hijos,
condenado a la horca por maldecir al rey.
La reina la miró con gesto indiferente:
La ley debe cumplirse.
También yo iría a la horca si maldigo a mi esposo.
La anciana alzó la vista envuelta en lágrimas:
Usted podría hacerlo, mi señora,
pero mi hijo es mudo.
Dos guardianes hicieron que la anciana callara.
La reina dio la espalda y se alejó.
(Poema inédito. Creado para el audiolibro "La voz y los ecos)