(A la Salamanca que me vio crecer y,
desde 2002 "Capital Europea de la Cultura"
Ya veo emerger las cúpulas alzadas
al cielo azul de Salamanca mía,
dejé atrás Portugal
-vengo cansado-
y ella aparece crepuscular, divina.
Me acerco a ti, callada y lentamente,
a susurrarte al oído ¡bonita!,
mientras que tú, con tu romano peine,
te peinas en el Tormes, te remiras.
Me atraen a ti, doradas, solariegas,
como un imán, tus piedras, encantado;
dejo vagar mi ser en tu corriente?
de ti soy preso, me tienes hechizado.
He vuelto a ti, querida Salamanca,
igual que tantas veces, a tu lado;
si un día me voy, tú bien sabrás traerme,
el viento me dará, presto, el recado.