OPINIóN
Actualizado 18/05/2015
Redacción cultoro.com

Felicidades Mafalda  por saber distinguir entre puf y puaj, ante una sopa o ante una crisis, la onomatopeya puede ser tan  importante como la sintaxis, o en ciertos casos, más si cabe;  felicidades por entender las metáforas  obvias  que a la mayoría, sin embargo, le pasan inadvertidas, como "el palito de abollar ideologías"; por permitir desplegar la creatividad de un pequeño lapicero y  ser capaz de maravillarnos ante lo que guarda dentro (aunque no lleve apps), por ir tan ingenua y decidida a buscar la llave de la felicidad, sin tener el  modelo.

Felicidades y gracias por enseñarnos que vivir en el sur y  cabeza abajo es duro, por soñar con una máquina de lavar conciencias, o  con la posibilidad de maquillar el espíritu, por la osadía  de pedir una vacuna contra el despotismo. Gracias  por traducir el existencialismo francés a cantidades  contables de pollo o de fideos, por mirar el mundo con tanto asombro, como un ser propenso  a la hepatitis, porque ¡vaya hígados para tragar con lo que hay!, o como un manicomio redondo, o  como un pobrecito  herido que necesita compasión y silencio acostado en la habitación,  o  como un automóvil de feria del que poder bajarse si uno se marea. Gracias  por recordarnos que desde los medios de comunicación se mantiene con frecuencia una "pelea feroz para no caer en las garras de la inteligencia", por señalarnos  que para cambiar el mundo, no basta arrancar la hoja del calendario y darse un festín, mientras el hambre y  la pobreza  continúan como ayer. Por entender las relaciones entre geometría y política tan limpiamente:  los triángulos equiláteros dan que pensar tanto sobre el misterio de la trinidad como sobre el "equitativo socialismo" ,  y saber que si un presidente ha de resolver tantos problemas de estado no le quede tiempo para gobernar es una cuestión de simple cálculo.

Felicidades y gracias Mafalda,  por tener  tanto cuidado y atención con las pequeñas cosas que en los grandes tratados de Ética y de Política se dan por supuestas o se quedan al margen... Eres una vieja niña sabia, como esas ancianas de los cuentos  de hadas:  tan pronto son ancianas, tan pronto son niñas, sabiduría máxima e ingenuidad nueva se mezclan en esas maravillosas historias como en tus viñetas.

Curioso,  sin embargo,  que tenga que venir una profesora universitaria a corregirle la página a su director de investigación,  para desentrañar el misterio tan obvio y tan cotidiano para ti de la famosa "ética del cuidado".

Tú ya sabías desde que saltaste a las viñetas de Quino  que la responsabilidad, la compasión, la atención al rostro de tu vecino, de tu maestra  o de tu hermanito, son categorías imprescindibles de la autonomía de la conciencia, frente  a la medida normativizada de una moral sublime, academicista y charlatana que se guía por la sonoridad de palabras como justicia, democracia, libertad. Tu lo sabías desde el principio, y tu voz siempre ha sido diferente,  sin conocer a  la famosa Carol Gilligan( In a different voice, 1982), de hecho en las aulas de filosofía y  pedagogía de los 80 te conocimos a ti antes que a ella.

Ahora, en el umbral recién traspasado de los 50 , eres doctora en humanidades, con mención honorífica, por eso te felicito, a ti  y a tu progenitor, Quino, que nos ha permitido conocerte. También felicito y deseo lo mejor a mis amigos argentinos que son muchos y buenos y a ese maravilloso e inmenso país austral, de donde nos llega tu voz siempre diferente, siempre nueva, siempre fresca.  Felicidades y gracias Mafalda, por tu cuidado con el mundo.

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