Del poemario 'Elegías'. Para un tiempo de víctimas. (Accésit del VIII Certamen de Creadores por la Libertad y la Paz contra el terrorismo)
Al fin de la batalla
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "No mueras, te amo tanto".
Pero el cadáver, ay, siguió muriendo.
CÉSAR VALLEJO
Poemas Póstumos. Masa. 1ª estrofa
¿Dónde la luz?
1
¿Es que acaso nunca nunca
han de girar hacia los campos
malvas de laArcadia las manecillas
de los muchos relojes vulnerados que me llegan
con los dedos en sangre, ni se encienden
otros paisajes de luz y melodías y ha de ser
siempre este tiempo mío un campo de agraces
y de sombras, tan enfermo,
siempre siempre?
Me rebelo.
¿O es que la ancestral
loba que amamanta la manada
sólo ofrece una leche de errátiles
quijadas y de alfanjes, turbadores, inmutable
estela ensangrentada en los espejos,
[inexorablemente
multiplicada y multiplicada en las agrias
olas de este río que corre intemporal
por las venas eviternas de la ira?
Me rebelo.
¿Hasta siempre, jamás,
siempre, nunca, quién
sabe, ya veremos, quizás
mañana escampe?
Me rebelo.
2
Ay,me niego
a los tristes ciervos
devastados por el vuelo
gavilán de los dioses o el fulgor
cegador, enrojecido, de las patrias.
Me niego
al Becerro de oro que funde en espadas
los toscos arados que en sueños
arrastraron los bueyes por los páramos
de luz.Y al tributo exigido por quienes habitan
las torres de Babel y comercian
con la turbiedad de la lengua
y sus revelaciones asesinas.
Y la anegan en sangres.
Me niego.
3
Y exijo el sagrado
derecho al fulgor de la Zarza
antigua en el Horeb y a la luz
iniciática del Sermón de la Montaña:
ciervos de túnicas de seda
y manos blancas, resucitados
de sus viejos despojos, escriben
en las reverdecidas catacumbas
el nuevo abecedario
de la misericordia.
Meten
la mano en la hura del áspid
coros de niños refugiados
hasta entonces en los búnkeres.
Y con los dientes vaciados de la sierpe
esculpen sobre los montes heridos
los colores de un intenso
arcoiris.
Fotografía: Elías Salgado