Sin llegar al otoño de nuestra vida
éste va camino de no resistirse ante los pequeños
encantos que alumbran los pasillos
de nuestro viejo piso, un quinto sin ascensor,
así hacemos ejercicio, dicen tus padres,
que nunca les falta la razón en esta hora.
Mi tierno verso escrito aún en leche tibia
cierra con fuerza su puño
como queriendo sujetar el llanto de lo incomprensible,
haciendo de tripas corazón tenemos que
despertarle
para encender la tarde de nuestro viejo piso,
un quinto sin ascensor, así hacemos
ejercicio.
Languidecen deprisa las flores que nos regalaron
mientras pedías paso, las orquídeas son igual
de complejas ante la luz
como lo son tus ojos ante la claridad que se cierne
por las ventanas,
ambos sois flores por estrenar, dicen tus padres,
que nunca
les falta la razón en esta hora.
Mi pequeño marinero va a llevarme a surcar otras aguas
esta noche, juntos de la mano
sin volver la vista atrás, no tienes elegido aún tu juguete
preferido, pero yo creo que será este sencillo poema
escrito entre tus brazos de arcilla
con la miel en los labios del otoño
de nuestra vida,
languidecen deprisa las flores mientras pides paso
pues se reordena con calma el mundo
a tus pies.
Me dijeron que pasaría, tus padres,
que nunca les faltó la razón
en esta hora.
Boris Rozas, del libro "Invertebrados", año 2014,
Poemario ganador del I Premio Internacional de Poesía "Pilar Fernández Labrador".