Felipe González se equivoca

Seguimos contemplando el show de los políticos y ex políticos en las cadenas de televisión y en las revistas de cotilleo. Por ejemplo, el ex presidente del Gobierno y ex secretario general del PSOE lleva un tiempo en candelero, platicando, opinando y dictando sobre todo lo divino y lo humano. Es lógico que quien habla tanto y con tanta rapidez, sin mesura, se equivoque. Y es así como Felipe González (el antiguo Isidoro en el franquismo) está errando en la multitud de declaraciones que hace. Las hemerotecas nos demuestran con claridad meridiana sus barbaridades y excesos verbales.
Y desbarra con su tono paternalista al enjuiciar a Ciudadanos y a Podemos. Él se mofa fanfarronamente de la juventud e inexperiencia ?como personas y como políticos- de estos dos partidos emergentes. "Seamos más tolerantes con las tonterías que ahora dicen; son muy jóvenes aún y cometen errores. Ya se caerán del guindo". Eso ha declarado nada menos, pero ¿y el Felipe de los 80, qué era? Pues, un simple y fogoso abogado activista de causas perdidas, como los podemitas actualmente, aunque ya no quiere acordarse.
Para muchos socialistas estas y otras perlas felipistas les ponen los pelos de punta, y por eso le reprochan su incontinente oratoria que echa por tierra los poquitos avances electorales del PSOE en esta época de crisis. "Mejor estaría calladito", susurran entre sí muchos sociatas.
Afirmaba hace unos días, a bombo y platillo, que era buena y necesaria para España y su estabilidad (fundamentalmente para la economía del Ibex 35) una gran coalición PP-PSOE. Ponía por los altares democráticos la Transición del 78 y el bipartidismo, sin admitir errores ni desgastes del sistema. Ahora, nos viene con lo contrario, "que ya no interesa la alianza con Rajoy, pues el PP se está desinflando, al igual que Podemos" ¿Sería mejor pactar con Ciudadanos??
Este Felipe, fotografiado en bañador, tomando el sol de Ibiza a bordo de un velero de lujo, con habano, barrigón y nueva mujer incluidos, no es el Felipe que conocimos ni es el más indicado para darnos consejos políticos ni siquiera paternalistas o de abuelete enrollado. Ahora le sobran tantas grasas, kilos y puros, como ideas burguesas y neoconservadoras. Se nos ha vuelto blandengue y neoliberal y aboga solo por un cambio maquillado (recambio reformista), falto de pulsiones innovadoras.
Critica al candidato socialista Sánchez, pero luego dice que le apoya. OTAN, sí; OTAN, no. Marxismo sí y no. Negociación con ETA, sí y no. GAL sí o no. China, Cuba, Venezuela, sí para vender armas y tecnología militar y llevar hoteles y empresas del Ibex 35; pero, luego no interesan como democracias si las cuentas bancarias no suben. Por eso opina sobre la escasa calidad democrática en Venezuela, y de las relaciones chavistas con Podemos, esa peligrosa amistad con la revolución bolivariana. Pero qué hicieron él, Aznar y Zapatero: pactar con ellos; firmar sustanciosos acuerdos económicos. Para el señor González la pela es la pela: esos oscuros negocietes ?divisas del petróleo? y prebendas con magnates a los que frecuenta desde la época del presidente Carlos Andrés Pérez. 
Y quién le manda meterse a salvador de patriotas inmaduros, a defender a algunos que incluso dan más miedo que Maduro. El opositor de la visera a lo yanqui, Capriles, y otros de su estirpe, sí que asustan. Como si no hubiera otras causas de presos políticos en el mundo, más importantes y sangrantes, que pleitear por unos opositores venezolanos, de la derecha más conservadora, por decir algo suave de ellos.

El diagnóstico de Felipe sobre Podemos es erróneo y malintencionado. Les tilda de fenómeno experimental de escasa relevancia, de demagogia populista, pero Felipe no tiene memoria histórica ¿No se acuerda de sus tiempos de Isidoro? A él, a Guerra y a otros izquierdistas, les insultaban los franquistas y falangistas como "rojos de mierda, al paredón" por las mismas ideas democráticas que ahora defiende el partido del coetáneo Pablo Iglesias.
La frescura y contundencia de sus proyectos políticos triunfaron, aupando al refundado PSOE, y a sus jóvenes dirigentes, al gobierno de España, transformando la deriva postfranquista de nuestro país ¿Les parece extraño, entonces, que estos nuevos profetas del socialismo quieran tener mayoría absoluta como ellos en los ochenta y noventa? La formación podemita quiere ser, ahora, con practicismo y coherencia, una alternativa real; acabar con la corrupción, las puertas giratorias, los desahucios, como ellos en aquella época contra las raquíticas políticas de la UCD de Suárez, la AP de Fraga, y la ultraderecha franquista.

Quién le viera y quién le ve? Felipe, Isidoro, se nos ha hecho mayor, muy mayor, y lo peor es que se cree magnífico ahora, mejor que en sus años jóvenes cuando era socialista. Ahora es una puerta giratoria, alguien que pone el cazo ante el Ibex 35. Ya no es símbolo para nadie de un socialismo renovador. Se va de Gas Natural Fenosa porque se aburre, pero se queda en varios Consejos de Administración de tres suculentas consultoras. Se pasa medio año en su millonaria mansión de Tánger y el otro medio en Iberoamérica con sus amigotes empresarios ?o de la "jet set latina"? para que no veamos y sepamos del tren de vida tan lujurioso que lleva, adornado siempre de maletas de dinero, fruto de sus muchos "trabajos" y asesoramientos.
Y luego dice que hay que alargar la vida laboral porque España lo necesita ¿no pretenderá que creamos que eso que realiza actualmente es el curro de un jubilado? (Eso sí un "encantador y sencillo jubilata").
Está tan lleno de sí, tan inflado de sus actuales ideas neoliberales, que ya no distingue los qué son casta (él) de los que no lo son. El actual Felipe "habla mucho de pájaros y flores" (que son las necesidades del país-Ibex 35), y muy poco de miserias, de paro, de recortes, de corrupción, de ancianos mal atendidos, de niños pobres, de millones de personas en extrema pobreza (que son las necesidades de los ciudadanos).
Y mientras tanto, presta sus servicios, sus nuevas convicciones y experiencia, a los poderosos y a los que no atajan las corrupciones, no solo peperas sino también sociatas..., desgraciadamente.
Te equivocas, Felipe Isidoro, de pe a pa.