OPINIóN
Actualizado 15/05/2015
Eugenio Sánchez Redondo

   Cuando era más listo dormía de tirón toda la noche aún siendo cantante de feria en feria con hambre sin colchón.

   Las canciones hablaban de amores con cargo a fin de mes, la comida caliente era el lujo de martes y jueves.

   Destierro del hombre con tomates en los pies.

   Ser feliz es pasar de la cuenta corriente y pintar de azul lo que ya no lo es.

   Nunca pagué mi tumba, tuve que ahorrar para el pan con tinto casero.

   Desde aquí arriba canto por la vida del hombre que nunca seré.

   Al menos mi farsa fue plena y mi pecado duraba sólo una noche en el calabozo.

   No robé cartera alguna, porque nada es de nadie pero tampoco mío.

   Me fui con 40 por jugar a la ruleta el doble o nada.

   Destierro del hombre que ahora te mira aunque tú no me ves.

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