Estamos en plena euforia de San Isidro, aunque aún no hayan llegado las figuras de más relumbre, lo cierto es que los toreros que pasan por Las Ventas en estos primeros compases de la Feria más importante del mundo están dejando una impronta extraordinaria de capacidad torera y de actitud demoledora ante toros de un trapío apabullante. Los encierros de El Cortijillo, Fuente Ymbro y Valdefresno (los que he visto cuando escribo esto) han tenido mucho que torear y un trapío asustante, esperable en las Ventas, pero no menos asustante por ello. Y los matadores han dado el do de pecho con una una soberbia honestidad. Se notaba el examen a cátedra y se notaba que la gente llevaba bien aprendido el temario. Adame, Pepe Moral Juan del Álamo (oreja), Jiménez, Ureña, Payo, Eugenio de Mora (oreja), Aranda (oreja) o el mismo Saldívar. Bien los coletudos. Y Madrid, con su tremenda exigencia ha estado justa y en su sitio. Toros imponentes y toreros con valor, rabia y pundonor por alcanzar cotas superiores en una profesión tan difícil. Los cuchillos de los pitones en puntas pasar por la barriga. Pura emoción. La fiesta en carne viva.