Siete días de luz

"Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero". Mientras todavía resuenan en mi cabeza estos de sobra conocidos versos, me aventuro a resumir como se merece siete días de gran teatro, siete días de luz, siete días de "Teresa, la jardinera de la luz".

Daban las ocho de la tarde del viernes 1 de mayo cuando, al fin, "Teresa, la jardinera de la luz", del Grupo de Teatro Lazarillo de Tormes, de ONCE Salamanca, veía, precisamente, la luz en la capital charra.

 Allí comenzarían siete días escuchando a las Hermanas Ana, Catalina, Clara, Francisca, Isabel, Juana, Lucía y Soledad contando, bajo los acordes del Maestro Francisco Salinas, la vida de su amada madre Teresa a un Padre Dominico inquisidor que al final... Bueno, no destripemos el final a quien no haya podido disfrutar de la obra.

 Aunque deben de ser pocos los que queden en Salamanca sin haber visto esta obra de teatro, ya que, en siete días, siete aforos completos, y gente que se quedó fuera. Éxito rotundo entre un público que salía encantado.

 Santiago, San Martín, San Sebastián, San Julián, Santa María del Monte Carmelo y San Benito, seis iglesias con sus correspondientes Santos que han sido testigos de una magnífica interpretación de los últimos instantes de la vida de la que posteriormente también sería Santa, poniendo punto y aparte a las representaciones en Salamanca en el Colegio Mayor "El Carmelo" el jueves 7 de mayo.

Punto y aparte porque, viendo la gran acogida, está claro que la obra salida del puño y la letra de Denis Rafter, bajo cuya experta batuta teatral ha tomado forma esta canto al teatro a la antigua, no será la última vez que veamos a las Hermanas Carmelitas defendiendo a "capa y poesía" a su amada madre Teresa.

 A lo único que hay que ponerle un punto y final es a este reportaje. Y qué mejor manera de hacerlo que con los preciosos versos de Teresa de Jesús:

Sea José puesto en cadenas,

o de Egipto adelantado,

o David sufriendo penas,

o ya David encumbrado;

sea Jonás anegado,

o libertado de allí:

¿qué mandáis hacer de mí?

Esté callando o hablando,

haga fruto o no le haga,

muéstreme la ley mi llaga,

goce de Evangelio blando;

esté penando o gozando,

sólo vos en mí vivid:

¿qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, para vos nací,

¿qué mandáis hacer de mí?"

Crónica y reportaje gráfico de Alex López