Los ricos son cada vez más ricos, los pobres cada vez más pobres. Y sin embargo, no vemos esta situación como un problema ni asumimos la relación directa que tiene con la crisis económica. Son muchos los que culpan a la "clase política" de los problemas del país, del paro, de la corrupción? Olvidándose de que no existe clase política como tal, en tanto en cuanto las clases se conforman en relación a los medios de producción. Lo que sí existen son políticos de clase, es decir, políticos que defienden y sirven a los intereses de la clase capitalista. Seamos sinceros, el poder político no es el que gobierna, siempre ha gobernado el poder económico y seguirá siendo así mientras mantengamos este sistema.
Cargar contra los partidos políticos sin hacer un análisis más profundo es un grave error. Hay que entender a los partidos del régimen del 78 como lo que son, los sirvientes del poder económico, de los grandes empresarios, de los capitalistas al fin y al cabo. Es decir, son partidos de paja. En esta coyuntura económica, política y social ya no son posibles las reformas. Aquellos que intentan vendernos la socialdemocracia como alternativa yerran en el análisis de la situación y en las soluciones. La socialdemocracia es lo mismo que la derecha y así lo ha demostrado con sus actos.
Aquí es donde entra la izquierda. La izquierda tiene ante sí uno de los retos más importantes de su historia: ser capaz de ofrecer al pueblo una alternativa a este marco económico. Una alternativa en la que se asegure la justicia social, el trabajo, la igualdad de oportunidades, un sistema público y universal de sanidad y educación? Durante los años de bonanza la izquierda abandonó el discurso de la lucha de clases e incluso aceptó el capitalismo, llegando a afirmar que simplemente había que reformarlo y no destruirlo. Esta crisis económica ha puesto de manifiesto, una vez más, que el sistema capitalista está (y siempre ha estado) agotado y que es imposible el progreso de la clase trabajadora dentro de él.
Cada día vemos como la clase trabajadora está más ahogada, como se les expulsa de sus trabajos y de sus hogares y como se desahucia a sus hijos de las aulas. Mientras las empresas del Ibex 35 ganaron 17.700 millones de euros, el 28% de la población española se encuentra ya en riesgo de pobreza o exclusión. Además, tenemos una tasa de paro del 25%, en concreto un 55% de paro juvenil, siendo así el segundo país con mayor tasa en Europa. Y por si fuera poco se calcula que cada 15 minutos se produce un desahucio. A todo esto, Botín felicita a Rajoy por lo bien que lo está haciendo. Y no sé equivoca, pues lo está haciendo muy bien, pero para ellos.
Una de las primeras cosas que debemos aceptar es que somos parte de la clase trabajadora y dejar de aspirar a ser clase media, porque no existe, o clase alta, porque nunca nos permitirán serlo. También tenemos que cambiar nuestra concepción de política y de democracia. Los partidos no están para solucionar mágicamente nuestros problemas, pero sí para canalizar nuestra lucha y trasladar nuestras reivindicaciones a las instituciones, convirtiéndolas en políticas públicas. La calle es, ahora mismo, la única forma de transformar la democracia y el sistema económico. Las instituciones deben ser su reflejo. Por tanto, la izquierda debe decidir si está dentro de esa lucha, al lado del pueblo, o del lado de los partidos de paja y del poder económico. Al fin y al cabo, el poder político y el poder económico han tenido 36 años para solucionar nuestros problemas, ¿por qué iban hacerlo ahora?