OPINIóN
Actualizado 10/05/2015
José Luis Puerto

Nunca podrá entenderse España, le pese a quien le pese, sin la perspectiva de los derrotados. Uno de ellos es, por ejemplo, el anónimo autor de El Lazarillo, converso o erasmista, que no pudo ?o no quiso? firmar su inmortal obra, porque las garras de la Inquisición podían amenazar su vida.

            La incomparable y mítica figura de Federico García Lorca también pertenece a la España de los derrotados. Ningún escritor español ha penetrado de modo tan profundo y genial en el sustrato ancestral del pueblo español como Federico García Lorca. Si acaso Miguel Hernández se aproxima a la figura de Lorca en esa captación de lo mítico hispánico.

            El malogrado historiador de las religiones Ángel Álvarez de Miranda dedica un pequeño y lúcido estudio a la obra de Federico García Lorca e indica en él cómo en su obra es rastreable ese sustrato ancestral de las antiguas religiones naturalistas del Mediterráneo, en esa continua exaltación que se advierte en su obra de la potencialidad germinadora de la vida en todos sus órdenes. Hay una exaltación vitalista, una llamada a la plenitud, tanto en su poesía como en su teatro, que son admirables y sobre los que nunca podremos dejar de llamar la atención. Curiosamente, ese certero estudio de Ángel Álvarez de Miranda sobre la obra de Lorca es perfectamente aplicable también a la de Miguel Hernández.

            Federico García Lorca encarna como nadie la figura del inocente, de ese ser genial tocado por la gracia, al que los seres humanos destinan fatalmente al sacrificio. Siempre he sentido que la figura de Federico García Lorca ha sido un regalo de la divinidad a los españoles, y, desgraciadamente, lo único que hemos sabido hacer con tal figura ha sido fusilarla. Y esa sangre inocente, del inocente, de tantos inocentes, es un debe en la conciencia colectiva de los españoles. Solo hemos sabido fusilar a ese tan alto regalo que la divinidad ha hecho a nuestro pueblo.

            Recientemente, la prensa ha desvelado ese terrible, injusto y arbitrario informe de la "Jefatura Superior de Policía. 3ª Brigada regional de investigación social. Nota informativa. Asunto: 'Antecedentes del poeta Federico García Lora' ". Fechado en "Granada, 9 de julio de 1965". Y el periódico que recoge tal informe realiza al tiempo un reportaje significativamente titulado "El segundo fusilamiento de García Lorca".

            Pese a tanta folclórica reivindicación como se ha producido siempre en la España oficial con la figura del poeta granadino, Federico García Lorca sigue perteneciendo a la España de los derrotados. Y su voz sigue clamando hoy en nombre de las gentes que sufren tantas miserias y vejaciones, de los desahuciados, de los inmigrantes que tratan de escapar de sus guerras, violencias y terrorismos y que no logran llegar a Europa pues les negamos la entrada, de ese tercio de nuestros niños que pasan hambre y que sufren mil carencias?, su voz sigue clamando que "la vida no es buena ni noble ni sagrada". Y sigue reclamando: "Porque queremos que se cumpla la voluntad de la tierra, que da sus frutos para todos."

            Federico García Lorca, el inocente, el fusilado, sigue más vivo que nunca, pese a tantas infamias que nunca han dejado caer sobre él, y sigue reclamándonos que el anhelo por que se cumpla la voluntad de la tierra sigue estando más vigente que nunca, pues los poderosos de este mundo siguen sustrayendo esos frutos que a todos pertenecen.

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