OPINIóN
Actualizado 10/05/2015
Quintín García

Del poemario 'Elegías para un tiempo de víctimas', accésit del VIII Certamen de Creadores por la Libertad y la Paz contra el terrorismo (Sevilla)

Miradle avanzar como una nube,

sus carrozas como un huracán,

sus caballos son más rápidos que águilas,

¡ay de nosotros!, estamos perdidos.

JEREMÍAS 4, 13

 

oda desolada

1

Revestido de alfanjes y dientes

envenados de serpiente, coronado

de estrellas devastadas para reinar

sobre la noche más oscura, ángel

exterminador, desciendes desde tu alto

nido de gavilán o buitre para sembrar de muertes

los cansados caminos de la sangre, para regresar

donde el fragor de la quijada y conquistar

con tus garras de fuego y llantos

el sitial territorio de los dioses.

                                                     Desciendes

en vuelos rasantes sobre los paisajes del miedo,

al fin desalentados e inermes, para decir: soy

el que soy,mientras escupes contra las heridas

cuencas vacías de las víctimas,

enmudecidas ya. Revestido de noche

como los hijos de las sombras, allí

donde las oquedades y las hienas.

 

2

Nunca así, cawboy de inocentes

cabelleras conquistadas, los sueños

de regresar al viejo paraíso reclamados

en la escuela, cuando niños, harán nacer

palmeras y sus frutos de dátiles ubérrimos

ni redimirá la luz nuestros ojos vulnerados.

Ni alcanzaremos a granar las espigas

del ansiado El Verano de Vivaldi, sino sólo

ceniza, tanta ceniza y tantos llantos.

Pero al final de la jornada, cuando las dunas

devuelvan la exacta ponderación de los rostros,

recogerás, héroe conductor de caravanas de

                                                 [serpientes,

un salario de agraces, el inextinguible hedor

del veneno que pustula los labios y escarnece, este

sordo murmullo de tantas palabras asesinadas,

                                                 [mientras

suenan para ti en las crestas de los maizales ya

                                                 [tardíos

los tristes compases de El Invierno, ángel

sin alas ya, ángel caído, náufrago

de tus propias tempestades

 

3

En el canto del cárabo, al levantarse

el día,mas aún en la noche larga de sombras

y estrellas erizadas, escucho

señales y signos, ángel exterminador, de tu derrota

escritos con los lúgubres caracteres del antiguo

sueño bíblico sobre los rostros

desvalidos de las víctimas: "Contado,

pesado, dividido".*

 

* (Daniel cap. 5)

En la fotografía, de Guillermo López, 'Soldados'

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