CULTURA
Actualizado 09/05/2015
Redacción La Sierra Al Día

Se pregunta: "¿Qué pasa con la mística hoy, qué pasa con la mística cuando no hay adscripción religiosa ni creencia tradicional?"

Decir Olvido García Valdés es decir poesía con mayúsculas, es hablar con una mujer filósofa y filóloga, profesora de lengua y literatura en un instituto, codirectora de la revista "Los infolios", y fundadora de la añorada "Los signos del gorrión", y qué dicen que "sabe, sobre todo, escuchar" lo suscribimos. Pero decir Olvido García Valdés es hablar también de la estudiosa, de la ensayista, de la investigadora, de la mujer curiosa que igual se dedica horas a pensar en un dibujo, en una pintura que le fascina, ha escrito mucho sobre artistas contemporáneos? que contempla los pájaros desde su ventana o los cambios de la naturaleza, mientras hila dios sabe qué? Y estará abriendo la Feria del libro el día 9 para hablar y debatir de Teresa de Jesús escritora. Nos hizo en hueco en medio de un tiempo que no tenía.  Un placer. Gracias maestra.  

-.Quizá debamos empezar preguntando como llegó usted a Teresa de Jesús.  Para alguien que viene de Filología Románica y Filosofía y que siempre pareció tener claro que lo suyo es la poesía que supuso el encuentro con esta mujer

?? En realidad, casi podría decir que escribí ese ensayo biográfico, Teresa de Jesús, un poco por azar, porque alguien pensó que podía hacerlo. En este caso fue Nuria Amat, que dirigía la colección Vidas literarias, de Editorial Omega. Era un proyecto estupendo, que consistía en que autores actuales diéramos cuenta de autores clásicos, antiguos o contemporáneos, que los acercáramos, y que seleccionáramos una antología de su obra, que son los textos que ocupan la segunda parte del volumen; era un proyecto muy interesante, en el que aparecieron algunos ensayos memorables. A mí me encomendó Santa Teresa, que yo llamo Teresa de Jesús, el nombre que ella ?que venía de familia judeoconversa y lo sabía todo sobre el significado social de los nombres? se dio a sí misma. Escribir ese libro supuso bastante trabajo ?hay muchísima bibliografía sobre la autora y sobre la época?, pero fue apasionante sumergirme en ese mundo, tan complejo y terrible, y sobre todo en esa obra extraordinaria. Y disfruté haciéndolo, recorrí muchos lugares teresianos, aprendí mucho...

Pero sí, en efecto, quizá mi terreno más natural es el de la escritura de poesía, aunque siempre fue acompañada de la reflexión, del pensamiento; he sentido también el ensayo como algo propio; a lo largo de los años, he escrito sobre poesía, sobre arte... Creo que lo que nunca haría sería meterme en la narrativa; es un campo que no me llama nada.

.- Hace unos días podíamos leer un artículo suyo sobre Santa Teresa, muy bueno y cuyo título nos gustó mucho: La activista, la ensimismada, la escritora, podría definirnos a cada una de ellas o es imposible separarlas

?? Teresa de Jesús es un personaje muy rico, muy complejo, y esos dos componentes ?lo que llamo activismo (la reforma religiosa que pone en marcha y que impulsa como una locomotora imparable) y lo que llamo ensimismamiento, su espíritu contemplativo (su meterse en sí para dialogar con Dios o su meterse en él para conocerse a sí misma)? forman una aleación, no creo que debamos separarlos; en ella se dan juntos de una manera singular ?la suya? y natural. La escritura, sus libros, dan cuenta de los dos, ahí la conocemos.

.- Cuando en 2001 publicó Teresa de Jesús, se preguntaba cómo leer a una mística cristiana del siglo XVI, y cómo leerla, además, desde una posición agnóstica como la suya, cree que los fastos y celebraciones de este año acercaran a los lectores a Teresa de Jesús o que la Iglesia se la ha  apropiado definitivamente

?? Sí, cuando empecé a trabajar el libro, esa era la pregunta que tenía en la cabeza; cómo traer aquí, hasta nosotros hoy, esa figura, tan lastrada por los relatos hagiográficos y por la apropiación casi absoluta que de ella habían hecho la Iglesia y la dictadura de Franco ?Santa de la Raza, Doctora de la Iglesia...?; apropiación que a la gente de mi edad nos la había vuelto casi imposible de leer.

Y me parecía importante señalar desde las primeras páginas cuál era mi perspectiva, agnóstica como poco, y, sin embargo, profundamente interesada de siempre en el fenómeno místico, y en los textos a que dio lugar ?los de Juan de la Cruz, por ejemplo?, sin duda entre los más altos de la lengua. La seriedad de mi interés por estos asuntos me parece que es un elemento constitutivo del libro.

Y en relación con ello había otra cuestión también, que me acompañó a lo largo del trabajo: ¿qué pasa con la mística hoy, qué pasa con la mística cuando no hay adscripción religiosa ni creencia tradicional?, ¿qué pasa con la mística después de Nietzsche, para entendernos? Y decidí incluir, a modo de diálogo con el hilo principal, capítulos fechados, como un diario mío, en los que incorporo textos de Simone Weil, Wittgenstein, Clarice Lispector...

Respecto a la segunda parte de su pregunta, no sé qué decirle. Es difícil desprender su figura de todas las telarañas reaccionarias y folclóricas que la envuelven; como diría Emilio Lledó ?que lo dijo en el centenario de Juan de la Cruz?, tanta "santificación" no la favorece (favorece, en cambio a quienes obtienen fruto de ella). Pero al mismo tiempo hay una corriente muy seria de interés por su figura y su obra, por todo lo que significa, y desde Américo Castro ha habido y habrá libros extraordinarios en esta dirección.

.-Usted nos habla de una mujer, enferma casi siempre y monja, en cuyos textos oímos hablar un castellano solo comparable al del Quijote, con el que nos cuenta experiencias tan subidas como las de Juan de la Cruz, y que al mismo tiempo funda conventos, dirige una reforma religiosa y se enfrenta con castas influyentes y eclesiásticos poderosos. ¿De dónde sacaba fuerzas esta mujer? Qué la sostenía?

?? Yo diría que las fuerzas se sacan siempre de la nada; "sacar fuerzas de flaqueza", dice la lengua. Ella sin duda diría que de Dios, esa voz que oía y que la sostenía, le daba ánimos. Pero lo que transmite, pese a sus dificultades físicas y con el entorno, pese a las "noches del alma", que también las tuvo terribles, es una energía extraordinaria, una confianza ciega en el proyecto personal y colectivo que ha emprendido con la reforma. Es una misión transcendente, que conocemos por sus escritos, y en esa misión y en su escritura, se construye también a sí misma, con sus claroscuros y sus distintos estratos, con su complejidad; y es, sobre todo, esta construcción personal de una subjetividad ?lúcida, introspectiva, de gran inteligencia discursiva? y la lengua vivísima que la expresa lo que sigue teniendo completa actualidad y de lo que tenemos muchísimo que aprender.

.-Además no era joven, para la época más bien entrada en años y con la Inquisición pisándole los talones

?? Es verdad; es un proyecto que pone en marcha en su madurez. El primer escrito suyo que se conserva es una de las llamadas cuentas de conciencia, que eran notas sobre su vida espiritual, que empieza diciendo "La manera de proceder en la oración que ahora tengo..." y la escribió en 1560, cuando ella tiene 45 años. En seguida, en 1562, estando en Toledo, escribe la primera redacción del Libro de la vida. Y ese mismo año logra también, después de muchas dificultades y peleas, fundar el primer convento del Carmelo reformado, el de San José en Ávila, un convento de descalzas. Ella no sabe entonces que será solo el primero de una larga serie. Y sí, en efecto, Teresa es ya una mujer madura. Esa es una cuestión que a mí siempre me ha dado mucho que pensar... Yo tengo un poemilla que no tiene nada que ver con ella, pero que dice "madres araña, las mujeres vamos / siendo reales desde los treinta, llegamos / a serlo a los cincuenta..."

Y claro, tuvo el ojo de la Inquisición siempre puesto en ella; de hecho, se cuenta que sus últimas frases antes de morir fueron de alegría porque moría dentro de la Iglesia; que la echaran fuera, que la declararan heterodoxa había sido uno de sus terrores (y la sombra del abuelo, Juan Sánchez, "reconciliado" en Toledo, debía de estar aún presente). Cuando muere en 1582, la Inquisición no la había declarado culpable, pero tampoco inocente ?el proceso se alargó desde 1574 hasta 1585?. Es Ana de Jesús, una de sus colaboradoras más valiosas, quien rescata del Tribunal el Libro de la vida, para pedir a fray Luis de León que edite las obras. Pero en 1589, ya publicadas estas, hay nuevas delaciones y el proceso vuelve a alargarse hasta 1607. Para entonces la Reforma descalza se ha propagado mucho, la figura y proyección de Teresa ha crecido sin parar, y la Iglesia, con su característica sabiduría táctica, la integra y se la apropia a toda velocidad; en 1614 es ya beatificada y en 1622 canonizada.

.-Se hace monja no porque desee serlo, sino porque no le queda más remedio, pero sabe desde el comienzo que tampoco será libre y que las normas las dictarán los hombres

?? Así eran las cosas, sí, para las mujeres; aterradoras. Y en muchos aspectos, así siguen siendo.

.- Ha influido en su obra Teresa de Jesús, porque a veces le he escuchado frases, entrevistas que podrían llevar a que hay un entendimiento entre las dos ? por ejemplo "Lo que viene" "Cuidar el alma" "Vivir la vida"  "Leer los libros" por tomar una conversación hecha libro muy reciente "Un lugar donde no se miente, conversación con Olvido García Valdés", de Miguel Marinas.

?? ¡Pero esos epígrafes de Un lugar donde no se miente son de Miguel Marinas, no míos! Yo diría que no me ha influido, no. En parte, porque, como explicaba antes, la he leído tarde ?no era una figura particularmente atractiva para mucha gente de mi edad, con todo lo que le habían cargado encima?. Después, mi identificación con ella tampoco puede producirse; hay muchos aspectos ?también en su carácter, en su manera de ser? de los que me siento muy distante... Pero su lengua, su escritura, su obra es extraordinaria, claro: solo cabe la más rendida admiración.

.- Hay además en su obra elementos, la quietud,  el ensimismamiento, el silencio, la luz, «me da miedo la luz, / lo quieto de la luz, / el hueso de tu sien / contra la mía». Maravillosos versos

?? Gracias, son de mi libro ella, los pájaros; también yo le tengo mucho cariño a ese libro; fue muy especial para mí.

.- "La caída de Ícaro» un poema cuyo núcleo es el cuerpo, "un cuerpo enfermo que avanza"

?? Sí, todo lo que Teresa de Jesús nos hace ver de la relación con el cuerpo es fundamental; en sus libros tiene mucha presencia y, de otro modo, en mi poesía también. Eso lo ha explicado muy bien Nietzsche; la única manera de luchar contra los idealismos que nos constituyen ?muchas veces sin que podamos ver siquiera que lo son y hasta qué punto nos constituyen? es a través de la conciencia de la lengua y de nuestra relación con el cuerpo, lo que en último término quiere decir nuestra relación con la muerte. Y es en esta relación donde nos hacemos libres, en la medida en que podemos serlo. Pero no olvidemos que para Teresa de Jesús la muerte no existía ?tener a Dios resuelve bien este asunto?. Esa diferencia es radical.

Charo Ruano

Olvido García Valdés nació en Santianes de Pravia(Asturias) Licenciada en Filología Románica por la Universidad de Oviedo y en Filosofía por la Universidad de Valladolid, ha sido profesora en Toledo y directora del Instituto Cervantes de Toulouse(Francia). Codirectora de la revista Los Infolios y miembro fundador de El signo del gorrión, ha desarrollado una amplia labor crítica sobre poesía y sobre arte. Es autora de seis libros de poemas El tercer jardín (1986), Exposición (1990, Premio Ícaro de Literatura), ella, los pájaros (1994, Premio Leonor), caza nocturna (1997), Del ojo al hueso (2001) y, en esta misma colección, Y todos estábamos vivos (2006), que mereció el Premio Nacional de Poesía, libros todos ellos reunidos en 2008 en el volumen Esa polilla que delante de mí revolotea. (1982-2008). Prólogo de Eduardo Milán. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona, 2008.  Ha publicado el ensayo biográfico Teresa de Jesús(2001).  Ha traducido a Pier Paolo Pasolini (La religión de mi tiempo, Larga carretera de arena) Y, en colaboración, una amplia  antología poética de Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva, El canto y la ceniza. A  su vez, sus poemas se han traducido al sueco, francés, italiano, inglés, alemán, portugués, polaco, rumano y árabe.

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