Del ya lejano 1990 echó a rodar esta flota de autobuses, sociedad con sede en Salamanca que había resultado adjudicataria de la explotación del servicio regular de transporte de viajeros entre Ferrol y Algeciras
Dice el conocido tango que veinte años no es nada. Casi nada son, pues, veinticinco. Pero en la vida de alguien, 25 años son un período sustancial, y en el devenir de una empresa constituyen un aniversario al que, en su fundación, la incertidumbre que acompaña toda aventura empresarial impide vislumbrar el poder llegar a cumplir. Alcanzar, por tanto, dicha edad es un acontecimiento muy digno de ser celebrado.
Precisamente un día como hoy, 5 de mayo, sábado por más señas, pero del ya lejano 1990, echó a rodar la flota de autobuses de DAINCO, sociedad con sede en Salamanca que había resultado adjudicataria de la explotación del servicio regular de transporte de viajeros entre Ferrol y Algeciras.
Como gerente que tuvo la fortuna de pilotar su nacimiento y puesta en marcha, así como sus primeros catorce años de funcionamiento, me siento en la necesidad y en la obligación de recordar desde estas líneas el buen hacer de cuantos de una u otra forma contribuyeron a hacer de la misma un ejemplo de buen servicio a los miles de viajeros (en muchos casos, amigos) que a lo largo del eje oeste español (del noroeste gallego al suroeste andaluz, atravesando las provincias occidentales de Castilla y León y la comunidad de Extremadura) utilizaron los autobuses de DAINCO para sus desplazamientos.
Para todos el reconocimiento a su labor, pero muy en especial para los conductores, de la más alta cualificación, que con su profesionalidad y buen hacer surcaron las largas carreteras primero y autovías después, luchando contra los elementos en muchas ocasiones (nieve, niebla, lluvia, hielo, viento, animales sueltos, noches?) y trabajando cuando todos los demás descansaban, lejos de sus familias cuando éstas más deseaban tenerles en casa.
Obviamente, mucho han cambiado las cosas en estos 25 años. Por un lado, las carreteras estrechas y sinuosas se han ido convirtiendo en modernas autovías, quedando en el recuerdo tramos tan duros como las curvas entre el puerto orensano de La Canda y La Gudiña, las de subida a Vallejera y entre Béjar y Cantagallo en Salamanca, las de 180º en la localidad cacereña de Baños de Montemayor o, en fin, la famosa cuesta de la "media fanega" cerca del sevillano pueblo de El Ronquillo o la carretera costera de la provincia de Cádiz y sus continuos atascos los domingos de verano.
Tramos que "los DAINCO" superaron con nota y prácticamente sin incidencias. Y por otro lado, los autobuses se han modernizado paulatinamente, mejorando ostensiblemente en seguridad, confort, diseño y calidad. Todo ello, unido a la irrupción de las nuevas tecnologías, contribuye a que hoy en día un viaje en autobús diste mucho del de los inicios que hoy se conmemoran, tanto en la gestión de la compra de billetes como en la estancia a bordo.
Pero aun con otros medios y en otras infraestructuras el espíritu permanece intacto: una alta dedicación e implicación personales para ofrecer un servicio de calidad que cumpla las expectativas de los viajeros. Que ello permita alcanzar otros 25 años más es tarea de todos, lo que personalmente celebraré en la distancia y con el orgullo de haber contribuido aun modestamente al nacimiento y años iniciales de DAINCO, años en que se formó un grupo humano excepcional que siempre permanecerá en mi recuerdo y con el que se compartirá una a buen seguro que emotiva comida el próximo viernes día 8 en el mismo lugar donde en 1990 se realizó la de la inauguración. Disfrutaremos del encuentro y del reencuentro con motivo de la efeméride.
Julio Álvarez, ex gerente de Dainco