OPINIóN
Actualizado 04/05/2015
Javier González Alonso

En casa, gracias a que residimos en pleno campo, convivimos con multitud de especies animales, además de la galga, Marnie; y el westy, Luca, que nos hacen la vida más placentera y sonora. Estar rodeados de espacios abiertos por casi todos los lados, hace que esta multitud diferente de especies animales, junto a las vegetales, pero esa es otra historia, estén presentes en la vida cotidiana, desde despertamos con los trinos de los pájaros, hasta utilizar sus excrementos para abono.

Mientras, el Ayuntamiento de Salamanca, con su alcalde en funciones, Alfonso Mañueco, a la cabeza, se dedica a pasarse la ley electoral por el forro de las gónadas, inaugurando las obras del parque urbano de La Alamedilla, tal y como ha reconocido la Junta Electoral, y ya van dos veces en los últimos días: es lo que tienen los señoritos cuando se creen que están en su cortijo. Parece mentira que hayan cursado estudios superiores en leyes, pues lo único que hacen es quebrantarlas.

La cercanía de las elecciones municipales, ya lo sabemos, hace que se multipliquen exponencialmente las inauguraciones de las obras. No hay que pensar que es que las dejan, precisamente, para decir que se ha hecho algo durante cuatro años, que ya sabemos que no, sino que es por el afán de ser recordados como grandes facilitadores del día a día ciudadano, por muy aberrante que sean las obras encargadas.

Volviendo al tema natural, lo antinatural ya tiene suficientes comentaristas, aunque yo me deje llevar en múltiples ocasiones por la pasión política, quiero hablar de ciertos inquilinos que tenemos desde el año pasado: tres preciosas salamanquesas, Tarentola mauritanica, que se han distribuido por la casa. Este animal pertenece a la familia de los reptiles, concretamente a los gecos, es un  gran devorador de insectos, lo que las convierte en compañeras apreciadas para mantener la casa limpia de ellos. Es de hábitos nocturnos pero no es raro verlas de día, por lo que tenemos que ir con algo de cuidado por dónde pisamos.

Algunos autores sostienen que, por semejanza fonética y semántica, las palabras Salamanca, salamandra y "mántica" (adivinación), dieron lugar a varios términos, entre los cuales está salamanquesa, animal frecuentemente confundido con las salamandras. Hay que tener en cuenta que, en la edad media, Salamanca era uno de los centros mundiales del ocultismo, gracias a su Universidad (debajo de la iglesia de San Cebrían, durante las noches, se impartían las clases de astrología, adivinación, nigromancia y otras ciencias malditas), y dentro de las actividades mágicas era frecuente utilizar esta especie, al serle atribuidos poderes maléficos, ya que se creía que nacían del fuego.

En Arribes, son conocidas con Santirostros, o Santo Rostro, ya que, según sus habitantes, se aprecia visiblemente la cara de Jesucristo. Muchas leyendas rodean a estas criaturas: que envenenaban los pozos de los que bebían; que escupían para cegar a quien osara mirarlas, o que dichos escupitajos, si te caían en la cabeza, provocaban la calvicie. Mitos que siguen vivos hoy en día, y que nada tienen que ver con la labor impagable de estos pequeños y tranquilos animales.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Santo Rostro