La Pasión de Kenia

Me entristece mucho no haber visto las redes sociales colapsadas de mensajes de condolencia o de breves frases de condena por la muerte de 148 estudiantes a manos de unos cuantos locos. Cierto es que las comparaciones son odiosas, pero la noticia ha estado muy cerca en el tiempo de la muerte, también intencionada, de los pasajeros de un avión pilotado por alguien que parece que realmente no estaba en sus cabales, es verdad que este accidente ha estado más cerca de nosotros, es verdad que había españoles en ese avión, y también es verdad que todos, los pasajeros y los estudiantes eran seres humanos, como usted y como yo.

Imagino que detrás de las casi 300 muertes de ambas masacres hay muchas vidas marcadas por la tragedia, mucho, muchísimo dolor, y mucha, muchísima incomprensión, en las que no cabe comparación, quizás esto es lo que hace que la muerte nos iguale a todos, a los que mueren y a los que sufren la pérdida.

Mientras se celebraba la Semana Santa, la Pasión de Jesús, en Kenia perdían la vida 148 personas por ser cristianos. Al menos el Papa Francisco (que reconozco que cada día me cae mejor), no sólo ha lamentado "el silencio cómplice" que se ha producido ante tan terrible matanza, sino que la ha comparado con el Calvario de Cristo.

Ojala no nos tengamos que despertar más días con noticias de este tipo, pero de ser así, que me temo que la locura humana nos dará crónicas similares en algún momento, espero que seamos capaces de ponernos en la piel de aquellos que sufren.

Desde aquí mis condolencias a todos los que han sufrido por estas muertes