Qué tendrán las madres para que todos pensemos que la nuestra es la mejor.
Mueven montañas, por nosotros o las borran con goma de Milán para que podamos pasar. Si es necesario se calzan sus botas para la ocasión y nos llevan a sus espaldas, y si tuviera que ser descalzas, también lo harían. Les hacemos enfadar, les regalamos nuestra infancia y les rompemos el corazón en la adolescencia. Aunque fallemos mil veces mil, siempre somos su orgullo.
Son adivinas cuando dice que lloverá o hará frío y no aprendemos. En el fondo es porque aunque les llamemos pesadas, nos encanta oírlo ¡Qué sería de nosotros sin esas palabras que siempre tienen razón!
Y pasan los años y el amor solo puede crecer y crecer, y solo podemos recordar lo vivido, mirarla y ver que es lo más bonito que te ha pasado, un seguro de vida. Temblar de pensar que si algún día falta, faltará tu mitad y darte cuenta de que todo nunca fue suficiente.
Madre es la que prefiere un dibujo a un reloj, la que no come para que tengas ración doble, la que pararía una bala con su corazón si alguien quiere hacerte daño.
Te quiero mamá.
Feliz semana y...¡a quererse mucho!